Él es un colonense que cantando en Karaokes subsistió junto a sus hijos, con quienes vivía en un pequeño cuarto, donde solo cabía un sillón. Hace un año perdió a su esposa, quien padecía las secuelas del jarabe con dietileneglycol. Ricky Jackson vive en un albergue, mientras continúa a la espera de una mano amiga.
FUENTE: Kathyria Caicedo