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Los republicanos promueven una ley para quitarle "el boli" a Obama

Ante la encarnizada oposición republicana en el Congreso en forma de bloqueos legislativos reiterados, Barack Obama advirtió a los conservadores de que si no conseguía sacar adelante su agenda política con el Congreso, lo haría sin él a golpe de orden ejecutiva, con "su bolígrafo".

Meses después de esta advertencia, que el presidente hizo a comienzos de año antes de su discurso sobre el estado de la Unión, la Cámara de Representantes acaba de someter a voto esta semana un proyecto de ley cuyo objetivo último es, metafóricamente, quitarle el bolígrafo de las manos.

Aunque el texto legislativo está abocado al fracaso cuando llegue al Senado, como ya advirtió el líder de la mayoría demócrata en esa cámara, Harry Reid, la propuesta se enmarca en la estrategia republicana de reiterar que el presidente no cumple con su obligación constitucional de aplicar completamente la ley.

Los republicanos, mayoritarios en la Cámara baja, recurren al argumento de que Obama "no es de fiar" para justificar, por ejemplo, la negativa de este partido a consensuar con los demócratas una gran reforma migratoria que saque de la clandestinidad a millones de indocumentados.

El proyecto que ahora promueve la oposición, denominado Refuerzo de la Ley, permitiría a la Cámara o el Senado allanar el camino a cualquier demanda civil contra el presidente si este "no cumple con el requisito del artículo II" de la Constitución que le obliga a "hacerse cargo de que la ley se ejecute".

El texto permitiría que una apelación de una resolución de un juez federal relacionada con esa obligación pudiera pasar directamente al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, sin entrar en el circuito ordinario de apelaciones.

Este instrumento parece diseñado especialmente para cortocircuitar los intentos del presidente de suavizar, por la vía ejecutiva, las leyes contra la inmigración irregular.

"La Constitución le da al Congreso la responsabilidad de escribir las leyes y al Ejecutivo de hacerlas cumplir", advirtió Trey Gowdy, el representante republicano que propuso el proyecto legislativo.

"Nosotros no aprobamos sugerencias. No adoptamos ideas. Transmitimos el conjunto de las leyes", agregó.

Los republicanos dicen que la nueva legislación es necesaria a la luz de las numerosas acciones tomadas por el presidente para cambiar de manera selectiva las leyes, incluidos asuntos de inmigración, el matrimonio homosexual o la reforma sanitaria, estandarte de su mandato.

La bancada conservadora rechaza la postura de la Administración Obama sobre política migratoria y ha dejado la reforma global propuesta por el Senado -donde los demócratas son mayoría- en el limbo desde hace meses. También se opone al reconocimiento de los derechos de los matrimonios entre personas del mismo sexo a nivel federal.

Los activistas a favor de los derechos de los inmigrantes han denunciado que el texto podría atentar contra la conocida como "acción diferida" (DACA, en inglés), una orden ejecutiva firmada por Obama en 2012 -pocos meses antes de las elecciones presidenciales- que evitó a cientos de miles de jóvenes hispanos criados en el país ser deportados.

La DACA, considerada uno de los grandes logros del movimiento proinmigrante en Estados Unidos, fue una decisión unilateral del presidente ante las dificultades para alcanzar en el Congreso un acuerdo bipartidista sobre la reforma de las leyes migratorias.

Además de esa decisión, Obama ha empezado a utilizar su bolígrafo con más profusión desde que anunció que 2014 sería un "año de acción" en el que haría uso de su pluma, para firmar órdenes, y de su teléfono, para promover sus políticas personalmente.

Su Administración ha alterado unilateralmente la Ley de Cuidado de Salud Asequible -apodada Obamacare- en varias ocasiones, para facilitar su implementación; elevó el salario mínimo de los empleados federales el mes pasado, y el pasado miércoles modificó las normas para ampliar el número de beneficiarios del pago por horas extras.

La polarización política en el Congreso, con una Cámara de Representantes de mayoría republicana y el Senado en manos demócratas, ha limitado profundamente el margen de maniobra del presidente, aunque a los conservadores parece no serles suficiente y quieren también quitarle "el boli". EFE

FUENTE: EFE