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La lucha contra las desigualdades en China es cosa de mujeres

Pekín (EFE). La mujer china, tras siglos de sumisión y dedicación al hogar, aprovecha el crecimiento para liberarse y adquirir un fuerte protagonismo, sobre todo en empresas dedicadas a la lucha contra la pobreza y la desigualdad social.

Según el último censo, de 2011, en China hay más de 656 millones de mujeres, 34 millones menos que de hombres -una diferencia basada en los años de política del hijo único-, pero ninguna de ellas ocupa alguno de los más altos cargos del Gobierno y en la mayoría de sectores el liderazgo sigue en manos de varones.

No obstante, sí son cada vez más las que mejoran sus condiciones por iniciativa propia, donde cada vez destacan más a nivel mundial: 11 de las 20 emprendedoras más ricas proceden del país asiático, según los últimos datos de la revista Forbes.

Con las iniciativas sociales que emergen en China parece suceder lo mismo: el 70 % de los trabajadores de las conocidas como empresas sociales -con el único propósito de ayudar a aquellos en situación desigual- son mujeres, según un informe de la fundación FSYE que maneja datos de los últimos dos años.

" Décadas después de que Mao Zedong declarara que 'las mujeres sustentan el cielo', ahora son el 42 % de las emprendedoras sociales del país y más de 70 % de los trabajadores de las empresas sociales ", reza el documento.

Y ello, a pesar de que están sujetas aún a fuertes presiones sociales, como las de su familia para que encuentren a un buen marido antes de los 28 años o por parte de la propia sociedad, que les denomina con el término de "shengnu" (mujer sobrante) si no lo consiguen antes de alcanzar la treintena.

Los ejemplos son de todo tipo: desde aquellas que deciden atajar los problemas que a ellas mismas les afectan, hasta otras que se centran en marginaciones de otros sectores de la población.

" Miré a mi alrededor y me di cuenta de que la suerte que corrieran las personas con discapacidad no dependía sólo de ellos, sino de quien les rodee. Y decidí ayudar a ello ", explicó Meixin Lee, fundadora de la empresa social "Gift of Hope", durante su intervención en el reciente evento " La mujer en la empresa social ", celebrado en Pekín.

A él asistieron mujeres de todas las edades y los sectores, desde fundadoras, directoras, trabajadores hasta interesadas en el mundo de las iniciativas sociales, tan necesarias en un país donde el crecimiento económico ha derivado, por otro lado, en el aumentado las desigualdades.

Como la de los emigrantes rurales que marchan a las grandes urbes en busca de una vida mejor, pero donde se encuentran con un salario por debajo del mínimo (y que a veces no llega a los 200 euros por mes), a quienes ayuda la empresa social Weipin, de la fundadora Ying-Ying Lu.

O los desatendidos ancianos del país, cuyo número ya alcanza los 118 millones de una población de 1.300, objetivo de Wang Yunrei, fundadora de un centro social dedicada a atender a las personas por encima de los 65 años.

También hay empresas sociales, gestionadas por y dirigidas hacia las mujeres.

Es el caso de "Starfish Project", centrada en ayudar en las mujeres explotadas en toda Asia, en darle nuevas oportunidades, según explicó su directora ejecutiva, Philipa Nelson, a Efe.

Nelson dijo que " la situación de la mujer en grandes urbes como Pekín o Shanghái ha mejorado, pero no en las zonas rurales del país o en ciudades más pequeñas ".

" Hay cada vez más mujeres de negocios, pero gestionando las empresas, no liderándolas. Allí hay un hombre ", sostuvo la emprendedora australiana que lleva desde 2008 trabajando en China.

Ahí es donde entran las empresas sociales, en palabras de la directora de FSYE, Andrea Lane: " el ejemplo de que sí se puede. Poco a poco. Vemos que China tiene muchas ventajas para levantar iniciativas de este tipo y por mujeres ", algo que ya marca el cambio.