NUEVA YORK Internacionales - 

La desconcertante revuelta de ingenieros de programas

Los empleados de Google que montaron una protesta el jueves por el trato que la empresa da a las mujeres son a ser el ejemplo más visible de una sorprendente tendencia: La de los ingenieros de programas bien pagados que salen de sus cómodas burbujas para cuestionar el estado de cosas.

En los dos últimos años, los empleados de elite de las firmas tecnológicas han estado expresando malestar y en algunos casos organizando a los trabajadores, primero a través de asambleas internas y mensajes, luego firmando cartas de protesta y finalmente plegándose a movilizaciones como el abandono del sitio de trabajo llevado a cabo el jueves.

Entre los temas que los inquietan figuran el manejo de las denuncias de discriminación y abuso sexual, la oposición a las restricciones al ingreso de personas promovidas por Donald Trump y el uso nocivo de los productos que ayudan a construir y vender.

“Para los trabajadores del campo de la tecnología, el sueño que representa trabajar en Silicon Valley --agitar el avispero, innovar, conectarse con otras personas y hacer del mundo un sitio mejor-- se ha topado con una realidad mucho más sombría”, expresó Kade Crockford, quien monitorea el impacto de la tecnología en los derechos civiles para la Unión de Libertades Civiles de Massachusetts.

La agitación laboral ayudó a frustrar el proyecto Maven de Google que hubiera permitido a las fuerzas armadas inspeccionar el campo de batalla con drones e inteligencia artificial. Los empleados protestaron asimismo los planes de Google de lanzar en China un motor de búsqueda censurado y el trabajo de Amazon y de Microsoft para ayudar a organismos policiales y al servicio de inmigración mediante el empleo de técnicas de reconocimiento facial y otras herramientas.

En muchos sentidos, es una Revuelta de los que Tienen. Algo que hubiera sido impensable hace unos pocos años en sitios laborales conocidos por sus horarios flexibles, comidas gratis y autobuses con wifi, en los que los ingenieros de programas ganan 125.000 dólares al año, si no más, apenas salen de la universidad

“No es fácil reemplazar esta gente y por lo tanto tienen bastante poder”, comentó Crockford. Su incursión en la política, agregó, obedece en buena medida a la elección de Trump y al temor de que su gobierno dé un mal uso a las herramientas que ofrece la industria tecnológica.

Ejecutivos de Microsoft, que tratan de colocar a la empresa como un líder moral, justifican el contrato relacionado con la inmigración a pesar de una carta de protesta que circuló en la firma y a los severos cuestionamientos al director ejecutivo de la compañía durante una reunión con empleados. “No nos parece que desconectar a las dependencias del gobierno del correo electrónico sea un paso que vaya a conducir a un país mejor”, manifestó el presidente de Microsoft Brad Smith en una entrevista con la Associated Press hace algunos meses.

Cientos de empleados de Google salieron a la calle el jueves en Nueva York y marcharon hacia un parque vecino para escuchar discursos, portar carteles y mostrar solidaridad, sumándose a protestas similares de Tokio hasta Europa y San Francisco. Había carteles que decían “90 millones de razones para un cambio”, que expresaban el malestar con la noticia difundida por el New York Times de que el ejecutivo Andy Rubin recibió una compensación de 90 millones de dólares en el 2014 al desvincularse de Google después de que se determinó que las denuncias de abusos sexual en su contra eran verosímiles.

Los organizadores de la protesta dijeron que, si bien muchos de los manifestantes eran trabajadores privilegiados, se solidarizaron con empleados que ganan menos y tienen menos influencia.

Una de las organizadoras de la protesta, Meredith Whittaker, que trabaja en la investigación de la inteligencia artificial para Google, dijo en una entrevista que los trabajadores exigen un mejor trato y están preocupados por un “abuso de poder” que se manifiesta en la forma en que las iniciativas de Google afectan a la sociedad.

“Esto es parte de un patrón de toma de decisiones poco éticas”, sostuvo.

Tom Kochan, profesor de administración del MIT (Massachusetts Institute of Technology), declaró que las protestas eran un “signo de los tiempos que vivimos”, destacando que estaban coordinadas a nivel mundial.

“Los trabajadores están diciendo que quieren hacerse oír en una amplia gama de temas, no solo en los sueldos y las compensaciones, sino también en torno a cosas como la protección de hostigamientos y discriminación. También quieren acabar con los absurdos acuerdos sobre arbitraje que los obligan a firmar”, expresó.

Dada la magnitud de la protesta, añadió, a la directiva de Google no le queda otra salida que ser comprensiva.

Si bien los empleados están acostumbrados a protestar en torno a los sueldos, la manifestación de Google fue “la más grande que he visto”, indicó Kochan.

Una de las razones por las que fue tan grande y bien coordinada, señaló, es que Google emplea mayormente personal administrativo e ingenieros, que constituyen una fuerza mucho más homogénea que el promedio.

“Creo que a los gerentes de las empresas le está llegando un mensaje de que los trabajadores están listos para defender sus derechos de una manera que no vemos desde hace mucho tiempo en este país”, afirmó.

FUENTE: AP

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