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El cantante evangélico que podría presidir Costa Rica

Los conservadores religiosos y sociales en Costa Rica han encontrado muchas cosas que no les gustan en el gobierno del presidente Luis Guillermo Solís.

Una decisión para permitir la fecundación in vitro. Un plan para reconocer matrimonios civiles entre personas del mismo sexo. La publicación de guías de educación sexual por parte del Ministerio de Educación y el anuncio de cursos que abordarían la diversidad sexual.

En 2014, menos de una semana después de que Solís asumiera el cargo, la bandera del arcoíris se izó sobre la residencia presidencial por primera vez para conmemorar el Día Internacional Contra la Homofobia.

Esta semana, los conservadores religiosos demostraron su fuerza en las urnas. Indignados por una decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en favor de que se permita el matrimonio homosexual, ayudaron al candidato evangélico Fabricio Alvarado a terminar primero en las elecciones presidenciales del país y convertirse en favorito para la segunda vuelta electoral del 1 de abril contra un candidato del partido de Solís.

“La opinión de la Corte IDH fue solo la chispa que encendió la pólvora, con una mecha que ya estaba seca para encender”, dijo Gustavo Araya, especialista en comunicación política en la Universidad de Costa Rica.

Alvarado, de 43 años, era el único legislador con escaño en la Asamblea Legislativa representando a su Partido Restauración Nacional. Aunque carece del respaldo de un gran partido, ya era muy conocido, sobre todo en los círculos evangélicos, como predicador y cantante cristiano. Algunas de sus canciones están en Spotify.

Es periodista de formación y se le conoce por su apasionada oratoria. Los analistas señalan que su experiencia laboral en uno de los principales noticieros del país le dio naturalidad para la campaña ante las cámaras y en los debates, lo que ayudó a los votantes a ver al recién llegado como un candidato viable.

Hace tiempo que la oposición ante las reformas sociales progresistas de Solís va en aumento. Por ejemplo, el instituto costarricense de seguridad social permite ahora que los homosexuales aseguren a sus compañeros sentimentales como otras parejas.

Los conservadores condenaron la medida sobre la fecundación in vitro, afirmando que desechar los embriones sin utilizar es una ofensa para la vida. Los cursos de educación sexual provocaron un movimiento con el lema “a mis hijos los educo yo”.

El llamado bloque cristiano en el Congreso ganó influencia obstaculizando un plan que pretendía reconocer las uniones civiles para las parejas homosexuales y logrando que un pastor, Gonzalo Ramírez, fuera nombrado presidente de la institución.

Decenas de miles de personas llenaron en diciembre las calles de la capital, San José, para unirse a una “marcha por la vida y la familia”.

“La marcha (...) me parece que es un punto de inflexión, porque evidenció que este tema convoca y se puede convertir en movilizador social”, dijo Araya.

Fue en este ambiente en el que apareció Alvarado, al que Araya describió no como un párroco que predica desde un único púlpito, sino un “salmista” carismático que llenaba iglesias con su música.

Alvarado aprovechó la coincidencia con el fallo sobre el matrimonio gay, que es muy impopular en Costa Rica, haciendo una encendida condena de lo que describió como una “violación de la soberanía”. Tras registrar un apoyo de entre el 2 y el 3% en los sondeos de diciembre, sorprendió a los políticos tradicionales al quedar primero de los 13 aspirantes en la primera vuelta electoral del domingo, con un 24,9% de los votos.

También se benefició, al menos entre algunos votantes, de la indignación por las burlas a un video que hicieron circular sus rivales en internet. En el video se ve a su mujer rezando y diciendo palabras sin sentido aparente.

“El irrespeto y las burlas que sufrió esta gente, me causó empatía”, dijo Ricardo Alfaro, un músico profesional que decidió votar por Alvarado.

Añadió que le preocupaban las políticas sociales de gobierno y qué efecto podrían tener en las escuelas.

Los analistas, sin embargo, señalan que el ascenso de Fabricio Alvarado también coincidió con un declive de los partidos tradicionales, en un país centroamericano conocido por su estabilidad política y relativa prosperidad. Los votantes están descontentos por problemas como la corrupción, la delincuencia y un déficit que no deja de subir.

“Creo que la imagen general es de una ruptura continuada del sistema bipartidista en Costa Rica que ha dominado los últimos 60 años”, dijo Michael Allison, un profesor de ciencias políticas especializado en América Central en la Universidad de Scranton en Pensilvania. “Quizá estas elecciones han sido su condena definitiva”.

Las autoridades electorales aún no han hecho una declaración formal, pero se espera que Alvarado se enfrente en segunda ronda a Carlos Alvarado, de 38 años y con el que no está emparentado. Terminó segundo con un 21,7% de votos como candidato del Partido Acción Ciudadana de Solís y apoya abiertamente el matrimonio homosexual.

En la celebración de su primer puesto en primera vuelta, Fabricio Alvarado instó a los votantes de otros candidatos a sumarse a un movimiento de “unidad nacional” antes de la ronda definitiva. Araya señaló que algunos grupos conservadores, intereses comerciales y partidos políticos han dado indicios de querer aliarse con él.

Gane o no, su partido Restauración Nacional logró al menos 14 escaños en la próxima Asamblea Legislativa, convirtiéndose en el segundo grupo más grande y logrando una importante influencia en la política del país.

El desafío de Fabricio Alvarado para la segunda ronda será lograr votos más allá de los conservadores religiosos y ofrecer soluciones a otros problemas como el déficit.

Pero en su discurso de celebración la noche electoral se atuvo a su mensaje de persona ajena a la política que le ha llevado hasta allí: “Costa Rica le ha dejado claro a los políticos tradicionales, nunca más se metan con la familia, nunca más se metan con nuestros hijos”.

Allison señaló que la tarea de Carlos Alvarado será en parte intentar ganarse a algunos de los votantes desencantados.

Si el matrimonio homosexual sigue siendo un factor clave en la campaña, podría ser un punto a favor de Fabricio Alvarado. Pero en definitiva, los dos candidatos tienen que convencer a los votantes en cuestiones más técnicas.

“La gente está definitivamente frustrada con el rumbo del país en los últimos años, la economía, el apoyo a la educación y sanidad, la delincuencia y problemas de seguridad”, dijo Allison. “Cada candidato tiene que tener un mensaje o un plan para abordar todos estos asuntos en cierto modo de largo plazo, además de la respuesta del país a la reciente decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

FUENTE: AP