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Vaticano y Japón digitalizarán archivo nipón

La Biblioteca del Vaticano y cuatro institutos históricos japoneses han acordado inventariar, catalogar y digitalizar 10.000 documentos de un archivo japonés que detalla la represión de los cristianos en Japón en los siglos XVII-XIX.

Monseñor Cesare Pasini, director de la Biblioteca Apostólica Vaticana, dijo que los llamados Documentos Marega representan el archivo civil más numeroso de su clase que se conoce. Un misionero italiano sacó los 22 manojos de documentos del Japón en la década de 1940 y los llevó a Roma. Estuvieron en el depósito de la biblioteca del Vaticano durante décadas hasta que un investigador de la Santa Sede que pudo leer los caracteres se dio cuenta de su importancia en el 2010.

Posteriormente el Vaticano tomó contacto con expertos nipones y un equipo de investigadores japoneses viajó a la Santa Sede en septiembre para observar el material. El martes, se firmó un acuerdo de seis años para inventariar los documentos entre la Biblioteca del Vaticano y el Instituto Nacional de Literatura Japonesa, el Museo Nacional de Historia Japonesa, el Instituto de Historiografía de la Universidad de Tokio y el archivo de la prefectura (provincia) de Oita.

"Está claro que estos documentos son únicos", afirmó Pasini el martes en una entrevista con The Associated Press. "Los expertos japoneses dicen que no hay otra colección de este tamaño".

El religioso desenvolvió con guantes uno de los rollos de papel de arroz que data de 1719, que describía la muerte de un cristiano registrada en el archivo civil de Bungo, actualmente Usuki, en la prefectura de Oita.

Pasini explicó que los misioneros jesuitas empezaron a difundir la fe en Japón en 1549, encabezados por san Francisco Javier, uno de los fundadores de la orden jesuita a la que pertenece el papa Francisco. Para 1585 el cristianismo se había difundido de tal manera que una delegación de cuatro jóvenes católicos viajó hasta las antípodas para participar en las festividades de la elección del papa Sixto V en Roma.

Pero ya se estaba gestando una represión de los cristianos y la persecución se tornó sistemática. Hubo ejecuciones en masa de cristianos, incluso los famosos 26 mártires crucificados en Nagasaki en 1597. En 1612 fue promulgado un famoso edicto anticristiano y pocos años después el cristianismo fue prohibido.

La documentación en los archivos del Vaticano ilustra cómo las autoridades civiles japonesas aplicaron la prohibición, contando con las pagodas budistas para registrar y documentar cuándo un cristiano había renunciado a su fe o había muerto, dijo Pasini.

La libertad religiosa fue reintroducida en Japón a fines de la primera década del siglo XIX, y para los años 20 un misionero salesiano, Mario Marega, vivía y trabajaba en Japón y obtuvo posesión del archivo civil de Burgo. Se cree que los documentos estaban en el Vaticano en los años 50. Permanecieron almacenados hasta que Delio Proverbio, un investigador orientalista en la Biblioteca del Vaticano, los halló en 2013.