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Personas trans en EEUU, entre nuevos derechos y viejas discriminaciones

Pasaron de tener las puertas cerradas herméticamente a contar con cobertura de salud pública y el respaldo de celebridades: en sus ocho años como psicoterapeuta, Thomas Coughlin ha sido testigo del espacio ganado por las personas trans en Washington.

Sin embargo, el virulento debate actual respecto a su acceso a los baños públicos en Estados Unidos ha reavivado los temores de los transgénero, personas que se sienten con una identidad distinta a la que normalmente se asocia a su sexo de nacimiento, a ser discriminados.

"Yo tenía cerca de 30 años cuando hice mi transición", recuerda Coughlin, ahora de 53 años, en la Whitman-Walker Health, una clínica en el corazón de la capital estadounidense que tiene un departamento dedicado al cuidado de las personas transgénero.

Su independencia económica facilitó la "transición", expresión que define el paso a la nueva identidad sexual. "Mis padres, por supuesto, tenían preguntas y preocupaciones, pero al final me apoyaron".

De gafas delgadas, discreta barba y sonriente, Coughlin está casado desde hace dos años con una profesora de francés.

En su época circulaba poca información en los medios y el boca a boca le permitió hallar medicinas y grupos de apoyo, además de una nueva profesión.

Y fue precisamente en estos grupos donde conoció a personas que no tenían los mismos privilegios que él, "un hombre blanco e instruido", dijo.

"Sabiendo a qué servicios podía optar, pensé que podría ayudarlos a encontrar su camino".

Ex profesional de medios audiovisuales, este neoyorquino de nacimiento volvió a los estudios para hacerse terapeuta del centro Whitman-Walker Health, una ONG especializada en el tratamiento de seropositivos y de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero).

Es difícil estimar la cantidad de personas transgénero en Estados Unidos y el mundo porque faltan datos y aún pesa el secretismo. Pero Thomas Coughlin ha constatado un aumento espectacular del número de pacientes transgénero en el centro de salud donde trabaja: de 200 en 2008, a 1.200 este año.

Este incremento se explica, en parte, por un cambio radical en el sistema de salud pública en Washington. Desde 2014, las cirugías de cambio de sexo y tratamientos hormonales tienen cobertura para los abonados al sistema público Medicaid, destinado a personas de bajos recursos.

"Hoy en día vienen muchas personas a la clínica para someterse a operaciones que antes no podían permitirse", asegura.

Otros estados grandes como Nueva York o California han hecho lo mismo en los últimos años.

Testimonios de celebridades como Caitlyn Jenner abrieron las puertas a los trans. Jenner, que fue campeón olímpico estadounidense de decatlón en 1976 cuando se llamaba Bruce, se volvió mujer frente a las cámaras de la telerrealidad en 2015.

"Eso tuvo un impacto enorme en la capacidad de los trans de aceptarse y de los demás de aceptarlos", dijo el psicólogo.

Pero esta aceptación no está generalizada. Carolina del Norte (noreste) introdujo en marzo una ley que impone a las personas transgénero utilizar los baños correspondientes a su sexo de nacimiento.

"He hablado mucho con mis pacientes del impacto emocional y del miedo que este tipo de leyes suscita entre ellos, y de lo que éstas pueden significar en su futuro y sus posibilidades de desplazarse libremente en Estados Unidos", dice Coughlin.

Él y su esposa no irán este verano a Carolina del Norte, donde solían viajar todos los años, para evitar un estado donde sienten que serán discriminados.

"No hay ninguna prueba ni precedentes que indiquen que las personas transgénero representan un peligro en los baños públicos", destaca.

"Se ha creado confusión asociando a las personas transgénero con predadores sexuales y hay una distinción que es muy importante establecer: la cuestión debe centrarse en el hecho de que son los hombres los que cometen violencia contra las mujeres. No son las mujeres transgénero las que cometen violencia contra las mujeres, porque las mujeres transgénero son mujeres".

Pero el debate en los últimos meses también ha permitido el surgimiento de poderosas voces de apoyo, como el emotivo discurso a su favor que dio la fiscal general estadounidense, Loretta Lynch, a mediados de mayo.

"Después de tantos años queriendo simplemente que reconocieran nuestra existencia, escuchar a un alto responsable del gobierno decirnos 'sí, los vemos, estamos aquí con ustedes y los apoyamos' es realmente extraordinario", dice Coughlin.