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Netanyahu, bajo amenaza de inculpación, entra en las últimas semanas de campaña

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, encara las semanas finales de la campaña para su reelección en los comicios del 9 de abril, luchando por su supervivencia política al tiempo que enfrenta una amenaza de inculpación por corrupción.

El jefe de gobierno se encuentra en una reñida lucha con la alianza de centro encabezada por el exjefe del Estado Mayor Benny Gantz y el exministro de Finanzas Yair Lapid.

Su decisión, anunciada en febrero, de aliarse contra Netanyahu cambió las bases de una carrera en la que Netanyahu se perfilaba como ganador.

Pero desde entonces, las encuestas muestran que el partido Likud (derecha) de Netanyahu queda a la zaga de la alianza Azul y Blanco (los colores de la bandera de Israel) y los problemas legales del primer ministro no han hecho más que ayudar a sus contrincantes.

Según los mismos sondeos, la alianza quedaría lejos de una mayoría absoluta y no está claro si conseguiría reunir a suficientes partidos para formar una coalición.

Muchos analistas prevén que los resultados de las elecciones serán muy ajustados y las negociaciones posteriores resultarán clave.

Los comicios se consideran en gran medida un referéndum sobre Netanyahu, quien ha dominado la política israelí durante años, aunque el mensaje de Gantz de querer curar las divisiones parece haber tenido eco.

La postura centrista de su alianza y sus credenciales en materia de seguridad --reforzadas por la participación de tres exjefes del Estado Mayor-- han permitido neutralizar los intentos de Netanyahu por calificarlo de "débil" e izquierdista.

"En cierto sentido creo que lo que están haciendo nos ayudará", dijo a la AFP Ofer Shelah, candidato de Azul y Blanco, en referencia a la negativa campaña de Netanyahu.

"Probablemente no llegaremos a la base del Likud, pero creo que mucha gente preferirá nuestra forma de hacer las cosas".

Eli Hazan, director de asuntos exteriores del Likud, dijo que la campaña seguirá intentando etiquetar a la alianza de Gantz de "izquierdista", al tiempo que destaca el crecimiento económico de Israel y otros logros bajo el mandato de Netanyahu.

Para evitar perder terreno, Netanyahu ha contraatacado ante el anuncio del fiscal general, el 28 de febrero, de que tiene la intención de inculpar al primer ministro por soborno.

La retórica de Netanyahu denunciando las investigaciones como un complot político para sacarlo del poder ha generado críticas, aunque también puede ser un aliciente para sus partidarios e impulsar la participación.

El primer ministro, de 69 años, consciente de los riesgos para su carrera, ha virado más a la derecha.

Así, alcanzó un acuerdo destinado a hacer más fácil que candidatos de un partido de extrema derecha --que muchos consideran racista-- entren en el Parlamento, buscando asegurarse todos los escaños de derecha posibles.

La campaña ha servido para tener una noción del viraje de la política israelí hacia la derecha.

Para mucha gente, "izquierdista" significa realizar importantes concesiones a los palestinos. Estas definiciones han generado cansancio entre muchos votantes, que tienen pocas esperanzas en lograr una solución basada en la existencia de dos Estados.

La plataforma de campaña de Azul y Blanco habla de separarse de los palestinos, pero no menciona específicamente la creación de un Estado palestino.

Netanyahu suele evitar mencionar a los palestinos, más allá de intentar lustrar su reputación de "Sr. Seguridad" de Israel.

En los últimos meses dijo que quiere que los palestinos se gobiernen a sí mismos, pero no especificó si eso implicaría un Estado palestino o alguna forma diferente de autonomía.

Miembros destacados de su coalición de gobierno, considerada como la más conservadora de la historia de Israel, se oponen abiertamente a la creación de un Estado palestino y defienden la anexión de gran parte de la Cisjordania ocupada.

El Partido Laborista de Israel, firmante de los Acuerdos de Paz de Oslo con los palestinos en 1993, ha perdido apoyo entre los votantes.

La seguridad es siempre una importante cuestión en un país que ha librado varias guerras desde su fundación, en 1948, y Netanyahu ha destacado los embates contra Irán, su principal enemigo, en la vecina Siria.

Pero la decisión de los votantes israelíes a menudo se basa en la personalidad de los candidatos.

Lo que podría decidir la carrera es si la campaña negativa de Netanyahu y sus problemas judiciales cambian la opinión que tienen de él los votantes de centro-derecha, según Gideon Rahat, de la Universidad Hebrea y el Israel Democracy Institute.

"Si pierde a la derecha suave, la derecha moderada, su estrategia habrá fracasado"; apunta Rahat.

FUENTE: AFP