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Migrantes en Mediterráneo y sudeste asiático, un test de humanidad

El número creciente de migrantes que arriesgan sus vidas en precarias embarcaciones para llegar a Europa o a países más prósperos del sudeste asiático está poniendo a prueba la humanidad del mundo, aseguró el máximo responsable de la Cruz Roja Internacional en una entrevista con AFP.

"La tolerancia, la generosidad, la apertura, la solidaridad del mundo, serán puestas a prueba", afirmó Elhadj As Sy, presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC).

"Dicho en términos simples, nuestra humanidad será puesta a prueba. La pregunta es ¿la superaremos?", dijo a la AFP en su oficina de Ginebra esta semana, tras visitar Asia, donde participó en una cumbre sobre migraciones.

Cerca de 3.000 emigrantes han logrado llegar a Malasia, Indonesia y Tailandia, a nado o rescatados, en los últimos diez días, después de que la nueva política de mano dura de Bangkok contra la trata de seres humanos dejara este lucrativo negocio sumido en el caos, con los traficantes huyendo en desbandada y abandonando a miles de emigrantes en pleno mar.

Malasia ordenó el jueves la puesta en marcha de misiones de búsqueda y salvamento para los miles que aún se cree que estarían bloqueados en aguas del mar de Andamán, el primer gesto oficial de cara a ayudas a los migrantes.

Y Malasia e Indonesia dijeron que acabarían con la política, muy criticada, de rechazar los barcos cargados principalmente con perseguidos musulmanes rohingya procedentes de Birmania y emigrantes económicos de Bangladesh.

" Nos satisface observar que mucha gente de Birmania y Bangladés está siendo acogida... al mismo tiempo que se encuentran soluciones a largo plazo a este problema ", afirmó Sy. La próxima vez "esperamos que no lleve tanto tiempo".

Más de 88.000 personas han emprendido el peligroso viaje desde el golfo de Bengala hasta las costas malasias e indonesias desde 2014, incluyendo a más de 25.000 este año, según cifras de la ONU.

Se cree que al menos un millar han muerto en la travesía, debido a las precarias condiciones del viaje y al brutal trato recibido por los traficantes.

"Las condiciones higiénicas en esos barcos son horribles, abusan de las mujeres, los niños presencian situaciones horrorosas que no deberían ver en toda su vida... Y los hombres son reducido a su mínimo, incapaces de defender a sus familias", afirmó Sy.

Los trabajadores de la Cruz Roja y la Luna Roja están haciendo todo lo posible por ayudar, suministrando agua, comida y refugio, pero también tendiendo "una mano amiga" para ayudar a la gente a "recobrar el sentido de la humanidad y la dignidad", explicó.

El responsable señaló que era fundamental solucionar "las situaciones que están obligando a la gente a marcharse", como el tratamiento que Birmania da a su minoría rohingya.

La crisis migratoria en el sudeste asiático ha surgido en un momento en el que Europa se enfrenta a un flujo de emigración similar en el Mediterráneo. Más de 5.000 personas han muerto en el último año y medio intentando llegar a las costas europeas.

La Unión Europea acordó esta semana la puesta en marcha de una misión naval sin precedentes que empezará el mes que viene a luchar contra los traficantes que traen emigrantes desde libia aprovechando el caos político que vive el país.

Reconociendo que todas las actividades criminales deben ser perseguidas, Sy puso el acento en la necesidad de que los gobiernos se centren en salvar vidas.

"Nosotros no estamos en el negocio de destruir barcos sino en el de cómo preocuparnos por los emigrantes", aseveró.

Asimismo pidió que en las rutas haya equipos de búsqueda y salvamento, y para los países receptores, que tengan dispositivos de acogida preparados.

"Hay un imperativo humanitario en preocuparse por la gente que viene buscando la paz, mejores condiciones.. y no se espera menos de Europa", afirmó, interrogado sobre el controvertido plan de cuotas de refugiados por países propuesto por la Comisión Europea.