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Mexicanos pasan la noche entre tumbas para reencontrarse con sus seres amados

Pátzcuaro (México), 2 nov (EFE).- "Cuando viene el alma se siente un escalofrío", cuenta a Efe Abel Andrade mientras espera en el panteón la llegada de sus familiares fallecidos con motivo del Día de Muertos en Pátzcuaro, en el oeste de México.

En el panteón de Tzurumútaro, un pueblo del municipio de Pátzcuaro del estado de Michoacán, centenares de personas pasan la noche a la intemperie, cobijados por sus familiares muertos, a quienes velan, e incluso hablan, durante toda la noche.

"Estamos esperando el ánima de mi papa y mi hermana. (...) Desde que recuerdo ya hemos estado viniendo aquí, ya tengo más de 50 años viniendo", explica Abel.

El hombre, que pasa la noche abrigado con un gabán y un sombrero de palma, recuerda que visitan el panteón a menudo para que sus seres queridos sepan que "nunca nos olvidamos de ellos".

Pero el 2 de noviembre es especial. Es cuando sienten que el alma de los difuntos regresa. "No es frío, es un escalofrío. Y no da de temor, es un gusto", afirma.

En el cementerio se vive el festejo en recogimiento tras unas horas de inevitable ajetreo para arreglar las lápidas de los difuntos.

Hoy las tumbas están repletas de flores, especialmente el cempasúchil, que la tradición señala que son las que enseñan el camino a los muertos que hoy regresan en espíritu y, por unos instantes, a la vida terrenal.

Las tumbas son a menudo acompañadas con fotografías de los fallecidos y sus alimentos favoritos. Hay cestas de fruta, veladoras, calaveritas de azúcar e incluso bolsas de patatas fritas, dulces y refrescos. Todo a gusto del muerto.

El silencio solo es roto por espontáneas risotadas y gritos de niños que se entretienen correteando entre las tumbas o jugando a la pelota tarasca -que han prendido en llamas y empujan con un palo-, una práctica típica de esta zona purépecha.

"En este día, toda esta vibra, esta energía, nos hace sentir que realmente están aquí. Porque luego en ocasiones hay gente que dice que las ánimas no regresan y preguntamos: ¿y están seguros de que no regresan?, nosotros sabemos que regresan porque sentimos eso", asegura el joven Juan Carlos Salvador Gaona, de 24 años.

En estas festividades de muertos, los días 1 y 2 de noviembre, se recuerdan tanto a los difuntos niños, los angelitos, como a los adultos.

"En las comunidades indígenas, hacemos oración a las ánimas. Es lo que nuestros papás nos han dicho, que ellos (los muertos) regresan y tenemos que ofrendar", señala con orgullo Juan Carlos.

Paseando entre las lápidas, varios turistas se muestran maravillados con las conmemoraciones en este especial noche.

Como Carolina Peralta, quien viajó desde Argentina para presenciar la mística noche de muertos en Michoacán, uno de los sitios de México donde se mantiene más viva esta tradición que hoy recorre el país entero.

"Me parece muy hermoso porque es una manera muy distinta de relacionarse con la muerte. Una manera festiva, que me parece muy respetuosa, muy bonita y muy hermosa", concluye la turista.

FUENTE: EFE

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