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¿Dónde está Messi? Los homenajes faltan en su ciudad natal

Justo antes del puntapié inicial, los televisores de plasma seguían sintonizando un partido de tenis sin audio en vez del juego del Barcelona en un bar casi vacío propiedad de la familia de Lionel Messi en su ciudad natal de Argentina.

La única pista en el bar eran algunas fotografías de Messi. Nadie parecía estar preocupado por el partido hasta que una pareja entró apresuradamente y le pidió al mesero cambiar el canal. Los estudiantes de universidad en Alemania habían ahorrado durante meses para venir a Rosario en una peregrinación por la ciudad natal de su ídolo. Llamarlos fans incondicionales de Messi, sería quedarse corto. Pero en este punto estaban un poco decepcionados: no habían visto ni estatuas de Messi, ni carteles publicitarios, placas o museos. Nada.

“Messi está jugando, él es de Rosario. Cuéntame: ¿por qué no hay una fila afuera para ver este partido?, dijo Oshin Gharibi, de 32 años, mientras miraba el partido al lado de su novia Lena Wagner, de 23 años. Ella vestía una camiseta del Barcelona turquesa con el número 10 de Messi en la espalda.

“Es como si yo sintiera más por Messi que los rosarinos”, afirmó Gharibi. “Messi es una gran estrella proveniente de un pequeño lugar. ¿Cómo es que no le dan el reconocimiento que se merece?”.

Es un misterio que confunde a muchos. Cristiano Ronaldo tiene un aeropuerto que lleva su nombre en la isla portuguesa de Madeira; Pelé tiene su museo en su ciudad natal Santos en Brasil y hasta Rocky Balboa, un boxeador de ficción, ha sido homenajeado con una estatua en Filadelfia. Entonces, ¿por qué Rosario, una ciudad que vive y respira fútbol, parece tener una relación ambivalente con Lionel Messi, el jugador más famoso del mundo?

Muchos aquí vuelven a las mismas teorías: una ciudad enferma por el fútbol dividida por la rivalidad entre sus dos clubes más populares; las eternas comparaciones con Diego Maradona; y una frase repetida a menudo en Argentina: “exitismo”. Es decir, sólo sirve ganar. En una década marcada por los trofeos ganados con Barcelona, el mejor jugador de su generación no ha podido traer la Copa del Mundo a la Argentina, tal como lo hizo Maradona en 1986. Rusia podría ser la última oportunidad para Messi, quien cumplirá 31 años durante el torneo.

De vuelta al bar, un comercial de televisión sobre el Mundial dice que es tiempo de que los argentinos vuelvan a creer en su selección. Afuera, y aparentemente como si fuera una señal, Leandro Intile cruza al trote la calle vestido con una casaca de rayas blancas y celestes del seleccionado argentino con el nombre de Messi en la espalda. Pero el estudiante universitario dice que fue sólo una coincidencia. La compró para el mundial de 2014 y fue “la primera remera limpia” que agarró de su armario.

“Hay mucha gente que lo sigue, pero no como a Maradona”, comentó Intile mientras caían gotas de sudor sobre su frente. “Acá casi no hay nada relacionado con Messi. Debería haber. Capaz los rosarinos no somos muy demostrativos, como los brasileños, que les gusta bailar y demuestran sus sentimientos”, agregó.

Rosario, ciudad portuaria a la vera del Río Paraná, es la tercera más grande de Argentina, situada a 290 kilómetros (180 millas) al noroeste de Buenos Aires. Es mejor conocida por ser un centro agrícola, ciudad natal del líder revolucionario Ernesto “Che” Guevara, y una fábrica de talento de algunos de los mejores futbolistas y entrenadores que han triunfado en clubes de todo el mundo. Pero a los rosarinos les gusta decir que sólo dos equipos realmente importan, y les gusta mostrarlo. Puedes ver los colores amarillo y azul de Rosario Central pintados en las barras de concreto de la autopista cuando ingresas a la ciudad. Y en innumerables murales pintados del negro y rojo de Newell’s Old Boys, su eterno rival y club de la niñez de Messi.

“Se respira fútbol por todos lados en Rosario, pero curiosamente huele muy poco a Messi. Apenas hay fotos, ni imágenes ni publicidad con Leo”, escribió Guillem Balagué, autor de “Messi,” su biografía oficial.

Todo el mundo tiene una historia sobre Messi, pero “la ciudad parece no querer regodearse. Como si no hiciera falta tenerlo en todas partes o como si quisiera respetar su bajo perfil”, según Balague. “Pero, para Leo, Rosario sí lo es todo...Cuando se le pregunta cuál es su recuerdo favorito, no duda: «Mi casa, mi barrio, donde yo nací».”

Uno de los murales dedicados a Messi en Rosario está situado a unas pocas cuadras de la casa de su infancia. Lo muestra sonriendo con uno de sus hijos en brazos y se lee: "Lionel: ¡tu barrio te espera campeón!”. Eduardo Mazzini, de 64 años, dijo que permitió a un grupo de jóvenes vecinos decorar una de las paredes de su antigua estación de gasolina hace cuatro años para el último mundial. Él conoce la familia desde hace años.

“Lio pasaba desde chiquito por acá con su abuela y con la pelota de camino a la cancha”, recordó Mazzini. Luego señala un proyecto para un museo de deportes que se está construyendo cerca. “Ahí le tendrían que hacer un museo a Messi”, dijo. El edificio de estilo futurista con paneles luce como un banco de Manhattan y contrasta con las casas de hormigón de poca altura en el barrio tranquilo y de clase trabajadora La Bajada.

Aquí, los vecinos se saludan por su nombre y los niños andan en bicicletas por las calles estrechas. Todo el mundo parece coincidir: los Messi son una familia humilde, decente; Lionel fue buen chico que vivía para una sola cosa: la pelota de fútbol.

Mientras caminan hacia la puerta oxidada y sin identificar de la casa de la infancia de Messi, los turistas alemanes apenas puede contener su alegría. Cuando intentan dejar una carta escrita a mano para su jugador favorito en el buzón, activan la alarma de la casa.

“Podríamos haber viajado a una playa en Barcelona, Tailandia o Australia pero vinimos aquí”, dijo Wagner. “Y vale la pena porque podemos ver los lugares donde creció y las personas que lo conocieron”.

José Manicavale, de 44 años, ha vivido la mayor parte de su vida enfrente a la casa de la infancia de Messi.

“Yo a Lio lo conozco desde la panza de su madre. Lio empezó a jugar acá, en nuestras calles a la pelota”, contó. “En el barrio se siente el orgullo y la satisfacción de tener a un amigo, a un representante de la Argentina. ¡Y que sea nuestro!”.

Messi sigue muy conectado con Rosario. Su acento y expresiones no han cambiado pese a que dejó la ciudad hace 18 años. Regresa en cada ocasión y ha sido visto andando en bicicleta o de compras por la ciudad. Su comida favorita es la “milanesa a la napolitana”, una carne empanada con salsa de tomate y queso encima, tal como su mamá y abuela solían cocinarle cuando era niño. Chatea con sus amigos de la infancia por WhatsApp, y se lo suele ver tomando mate, la tradicional infusión argentina. También celebra los goles siempre de la misma manera: apuntando los dos dedos índices hacia el cielo en memoria de su abuela materna Celia, quien lo alentó a superar los desafíos y convertirse en jugador profesional. El año pasado también se casó con su amor de la infancia en Rosario.

Como regalo de bodas, algunos de sus amigos de la infancia en La Bajada pintaron un gran mural en una pared de un pequeño campo donde solían jugar de niños. Muestra a un Messi barbudo rodeado de coloridos planetas y en un rincón puede leerse: “De otra galaxia y de mi barrio también”.

En un día reciente, Walter Barrera, de 31 años, caminaba junto a su mascota, un cachorro de raza Pitbull. Barrera asistió a la escuela primaria de Messi y ahora trabaja en una gasolinera cercana.

“Lo quieren todos acá. El reconocimiento ya lo tiene. Es un groso (un genio)”, sostuvo Barrera.

Pero algunas veces el amor no fue correspondido.

Un adolescente intentó darle un puñetazo cuando salía de un restaurante en 2011. Messi le restó importancia al incidente diciendo que “no sentí nada”. Medios locales dijeron que el agresor era hincha de Rosario Central, clásico rival de Newell’s.

El jefe del registro civil que casó a Messi fue consultado en una entrevista radial si la ceremonia, a la que asistieron algunos de los grandes nombres del fútbol, había sido la más importante de su vida. “No, para nada”, dijo Gonzalo Carrillo. Sorprendido por la respuesta, el periodista insistió: “Pero seguramente debe ser el documento más importante que posee el registro civil de Rosario”. Carrillo respondió: “De ningún modo, el más importante es el certificado de nacimiento del “Che” Guevara.

La imagen del Che puede encontrarse en camisetas, llaveros y tatuajes, como un símbolo global. En su ciudad natal, un cartel señala el edificio donde nació y hay un centro dedicado al estudio de su vida. Pero también ha generado controversia. El año pasado, un organización liberal lanzó una petición para quitar una estatua de la plaza Che Guevara en Rosario.

“No creo que sea contra Messi, sino que por ahí es algo que culturalmente tenemos que evaluarnos y replantearnos. Qué hacemos con nuestros dos o tres ídolos, personas que a lo mejor se merecen más reconocimiento y si se lo vamos a dar cuando ya no estén más en este plano, o si se lo podemos dar en vida”, apuntó Sandro Alzugaray, un escultor. En su atelier, conserva un modelo a pequeña escala para una estatua de dos metros que quiere construir para rendir homenaje a Messi.

“¿Por qué no se ha concretado? No tengo una respuesta”, dijo el artista sobre el plan que ha presentado a la alcaldía hace cuatro años y que sigue pendiente de aprobación. “No ha sucedido, y es lamentable”.

No todo el mundo coincide. En la calle frente al atelier, Ezequiel Videla, de 36 años, estaciona autos para vivir con una camiseta amarilla y azul de Rosario Central. “Por ahí la hinchada de Central no lo quiere a Messi porque es de Newell’s. Pero yo como hincha de Central, tenerlo en la selección argentina me basta y me sobra... hay que bancarlo al loco”, apuntó.

“Lo que pasa es que mucho no se lo puede reconocer a Messi porque todavía no ganó nada para la selección argentina. El día que levante la copa, como la levantó Maradona, quizás sí. No niego que es un excelente jugador, pero hacerle un monumento o una estatua acá no sería lo correcto para mí”, opinó Videla.

Maradona jugó en Newell’s en 1993. La Iglesia de Maradona, una religión inventada, fue fundada por un grupo de fanáticos a fines de los 90 y ha crecido hasta contar con más de 100.000 miembros en todo el mundo.

Messi nació un año después que Maradona lideró a la Argentina al campeonato del mundo en 1986. Pero ha enfrentado comparaciones con el ex capitán del seleccionado toda su vida, aun cuando no podrían ser más diferentes fuera del campo. Mientras Maradona ha estado involucrado en numerosos escándalos y luchó contra su adicción a las drogas durante años, Messi es conocido por ser discreto y evitar ser el centro de atención, prefiriendo la compañía de su familia y amigos cercanos.

“Algunas veces lo veo en TV y se me viene a la cabeza el recuerdo de este mismo patio donde hacia esas gambeteaditas (sic) y son las mismas”, recordó Andrea Liliana Sosa, ex maestra de Messi, cerca de un mural del jugador pintado en su escuela primaria por un artista con ayuda de los alumnos.

“Nosotras, las que fuimos sus maestras, y lo cuidamos, sufrimos cuando escuchamos las críticas, cuando lo comparan con Maradona. No se le da la importancia que debería dársele. En la ciudad no se dimensiona que Lionel es de acá. A lo mejor porque no ha ganado un mundial y somos muy exitistas”, lamentó la docente.

Un mural del joven Messi vestido con los colores rojo y negro de Newell’s resalta en el complejo deportivo juvenil del club. Es el único signo de que era un jugador destacado aquí cuando era niño. Fotos de ex entrenadores y jugadores levantando trofeos decoran las paredes de la cafetería. Pero no hay una sola imagen del cinco veces jugador del año FIFA.

“Yo creo que no estamos utilizando bien el marketing, no se le ha elegido como el referente del club”, explicó Gustavo Pereira, entrenador de divisiones juveniles de Newell’s. “Hay veces que vienen delegaciones de turistas de Holanda, de Japón, de todas partes, y están anonadados y por ahí nosotros no nos damos cuenta”.

“Nadie utiliza el nombre de él, es un misterio”, destacó.

Este misterio parece tener otro costado, otra teoría según la cual tal vez los rosarinos se preocupan tanto por Messi que respetan su privacidad para que él siga volviendo a la ciudad.

“Yo sé que suena bastante absurdo que Messi no esté (en los paquetes promocionales turísticos de la ciudad)”, aseguró Héctor De Benedictis, secretario de Turismo de Rosario. En su mano, sostiene copias del tour Messi que su oficina ha tratado de lanzar dos veces. Pero la familia de Messi rechazó la propuesta por razones de privacidad.

“Lamentablemente, uno tiene un personaje querido, un personaje incuestionable desde todo punto de vista, y la verdad uno no quiere hacer algo que vaya en contra de sus deseos”, apuntó. “Cada vez que alguien viene a preguntar por un circuito de Messi, me remueve un puñal, pero también hay una cuestión de ética”.

FUENTE: AP