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¿Matrimonios legítimos o tráfico de personas?

Olas de arrestos procuran desarticular redes de traficantes que convencen a familias paquistaníes pobres de que casen a una de sus hijas con un chino a cambio de dinero y que una vez en China son obligadas a prostituirse, según dicen las autoridades.

Al menos dos docenas de chinos y decenas de paquistaníes fueron detenidos en las últimas semanas en redadas. Las autoridades paquistaníes, no obstante, ordenaron a la policía que no publicite demasiado estas operaciones por temor a que afecten los crecientes lazos económicos con Beijing, de acuerdo con dos funcionarios consultados por la Associated Press.

“Lo único que queremos es frenar el tráfico. Porque, no nos confundamos, esto es tráfico de personas”, dijo uno de los funcionarios, que hablaron a condición de no ser identificados por orden del gobierno. “Creemos que la mayoría son vendidas como prostitutas”, añadió, aludiendo a las mujeres que aceptan casarse con chinos.

La AP habló con siete muchachas que fueron obligadas a casarse con chinos, cuatro de las cuales se encuentran todavía en China. Todas dijeron que sus maridos las habían entregado a gente que pagó para violarlas.

“Vivía en un infierno, llorando en silencio, rogando en silencio por que me ayudasen”, expresó Natasha Masih, de 20 años. Dijo que su marido la encerró en un hotel de la ciudad de Urumqi, en el noroeste chino, y la obligó a prostituirse. La AP no da los nombres de víctimas de violaciones, pero Masih aceptó que fuese usado y ahora que se escapó trabaja para ayudar a otras víctimas.

Pakistán despertó el año pasado el interés de intermediarios que buscan novias para hombres chinos que quieren casarse y activistas dicen que desde entonces unas 1.000 mujeres y niñas se han casado con chinos. La mayoría son de la pequeña comunidad cristiana paquistaní, extremadamente pobre. Los intermediarios ofrecen dinero a las familias para que entreguen a sus hijas en matrimonio, asegurándoles que hombres en buena posición económica les darán una buena vida. Los chinos buscan esposas en otros países porque en China hay muchos más hombres que mujeres.

Algunos pastores cristianos de Pakistán son comprados para que ayuden a conseguir mujeres dispuestas a casarse. Muchas niñas son obligadas a casarse contra su voluntad y viven aisladas en China, sometidas a los abusos de sus maridos, según informó la AP en otros despachos.

El embajador de China en Pakistán negó por televisión que haya un tráfico de mujeres que son obligadas a prostituirse en su país.

“China niega que esto suceda, pero tenemos pruebas”, expresó Saleem Iqbal, activista cristiano que ayudó a varias mujeres a volverse de China.

Los dos funcionarios policiales que hablaron con la AP dijeron que las redes de traficantes que la policía está golpeando se encuentran en Lahore y operaban desde hacía un año. Eran protegidas por policías corruptos y el enlace entre paquistaníes y chinos era el hijo de un ex policía, de acuerdo con las autoridades.

Una mujer, Sumaira, dijo a la AP que sus hermanos recibieron dinero de los intermediarios y la obligaron a casarse en julio del año pasado. La mujer, de 30 años, declaró que su marido la llevó primero a una casa en la capital paquistaní, Islamabad, donde fue violada todas las noches por hombres chinos durante una semana.

Antes de partir a China, convenció a su esposo de que la dejase ir a su pueblo para despedirse de sus hermanas. De vuelta en su casa, se negó a regresar con el chino e increpó a sus hermanos. “¿Por qué me vendieron? ¿Cuánto cobraron por mí?”, les preguntó. Los hermanos la golpearon, pero ella logró escaparse y refugiarse en la casa de un tío.

Antes de casarse, Sumaira tenía una peluquería en un barrio cristiano, pobre, de Gujranwala, en Punjab. “Era otra persona, distinta a la que ven hoy”, afirmó. “Tenía esperanza. Creía en el futuro. Ahora no sé”.

Masih dijo a la AP que se casó en noviembre y que dejó su casa en Faisalabad para volar a China con su nuevo marido. Él la llevó el noroeste del país, a una casa pequeña en una zona boscosa. Compartían la casa con tres hombres y dos mujeres amigas del marido.

El esposo la obligó a tener relaciones sexuales con los hombres. Luego la llevó a un hotel de Urumqi donde la encerró en una habitación y la hizo prostituirse.

“Te compré en Pakistán”, le dijo el marido, según relata. “Me perteneces. Eres mi propiedad”.

Natasha hizo llamadas a sus padres a escondidas usando su teléfono celular y su madre pidió ayuda en su iglesia. Un feligrés, Farooq Masih, reunió un grupo de hombres de la congregación dispuestos a rescatarla. Uno de ellos tenía un hermano menor estudiando en China, de acuerdo con Masih, quien no está emparentada con Natasha. El hermano aceptó hacerse pasar por un cliente que quería acostarse con Natasha.

En el hotel, sin embargo, le dijo a la mujer que se escapase con él.

“Lo vi, tomé mi ropa y me subí a su taxi”, contó ella. “Ni le pregunté su nombre. No le pregunté nada. Solo le dije, ‘hermano, te agradezco’”. Al poco tiempo estaba en un avión rumbo a Pakistán.

Farooq Masih y los otros feligreses trabajan desde entonces en desmantelar las redes de traficantes.

“Tengo suerte”, dijo Natasha. “Muchas chicas que se fueron con sus maridos siguen haciendo una vida terrible. Ahora sé lo que es la libertad y lo que es la esclavitud. En China mi esposo me trató como a una esclava”.

FUENTE: AP