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Incendios en el norte de California se cobran su primera víctima mortal

Una mujer mayor y discapacitada se convirtió en la primera víctima mortal de los salvajes incendios que este lunes seguían ardiendo descontrolados en el norte de California y que han desplazado a miles de personas en esta zona del oeste de Estados Unidos.

La oficina del sheriff del condado de Lake, situado al norte de San Francisco, confirmó a la AFP que la mujer falleció la tarde del sábado cuando su vivienda en la localidad de Cobb "fue engullida por las llamas".

Los bomberos, que "no pudieron entrar en la casa" a tiempo, encontraron "los restos de una persona muerta" cuando la estructura colapsó, según explicó en un comunicado el portavoz Steve Brooks.

California lleva tres días en pie de guerra para extinguir 12 incendios, que han movilizado unos 11.000 bomberos.

Todas los esfuerzos están puestos sin embargo en dos de ellos, que arden al norte del estado y que ya asolaron más de 50.000 hectáreas, además de causar quemaduras de segundo grados a cuatro agentes.

"La sequía" que sufre esta zona del país desde hace cuatro años "ha llevado a estos masivos fuegos", afirmó en su informe diario Daniel Berlant, portavoz del departamento de bomberos californiano conocido como CalFire.

Los vientos también están favoreciendo el avance trepidante de las llamas, a pesar de que las temperaturas disminuyeron en las últimas horas, apuntó Berlant.

"Estamos realmente en una batalla contra la naturaleza, y la naturaleza está siendo más fuerte que nosotros", afirmó el lunes el gobernador Jerry Brown, citado por el periódico Los Angeles Times.

Brown declaró el estado de emergencia en las zonas más afectadas para poder acceder a fondos económicos. La gran mayoría de colegios permanecen cerrados.

"La propagación del fuego es la más rápida que he visto en los últimos 30 años", dijo el director de los servicios de emergencia de California, Mark Ghilarducci, citado por el diario The Sacramento Bee.

El incendio de Valley (Valley Fire, en inglés) devastó los turísticos condados de Napa, Lake y Sonoma, situados al norte de San Francisco y conocidos por sus famosos viñedos.

Además de registrar la primera víctima mortal, al menos 400 casas fueron destruidas y 24.600 hectáreas calcinadas en esta zona. Los 1.200 bomberos desplegados solo han contenido el 5% de las llamas.

La bola de fuego castigó particularmente Middletown, una pequeña localidad de menos de 1.500 habitantes convertida en una zona de guerra, con decenas de vehículos y viviendas quemados, tendidos eléctricos caídos y hasta un caballo abrasado, según constató un fotógrafo de la AFP.

Las autoridades comenzaron a decretar el lunes nuevas evacuaciones "en la parte norte del incendio" de Valley, porque "los vientos están empujando las llamas por el sur", señaló Berlant.

El otro incendio devastador es el de Butte (Butte Fire), que desde el viernes afecta los condados de Amador y Calaveras, al este de la capital estatal, Sacramento y ha quemado ya 29.000 hectáreas, 135 viviendas y 79 edificiones.

Los más de 4.400 bomberos desplegados solo han podido contener el 30% de las llamas.

La Cruz Roja instaló varios refugios para dar techo a los afectados de esta zona, donde otras 6.400 están amenazadas.

California está viviendo uno de sus peores veranos boreales de las últimas décadas en cuanto a incendios, lo que ha provocado una sangría económica y un gasto de agua en tiempo de sequía.

En lo que va del año, 7.000 incendios han quemado más de 263.000 hectáreas en todo el territorio, unos 1.600 fuegos más que lo normal.

Desde el 1 de julio, el estado ha gastado más de 212 millones de dólares para extinguir las llamas, según datos del portavoz de CalFire.

Varias agencias federales se hicieron cargo del costo de otros incendios, como los que arrasaron la Sierra Nevada, que alberga el turístico parque Nacional de Yosemite o los bosques de secuoias gigantes.

Septiembre es uno de los peores meses del año en cuanto a incendios para California, tal y como señalaron recientemente varios expertos a la AFP.

Alrededor de 36.000 km2 han sido calcinados en el conjunto de Estados Unidos desde que comenzó 2015, un año que puede llegar a convertirse en el peor de la historia en cuanto a incendios y dinero invertido en su combate.