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Exnegociador de paz asume como ministro de Defensa de Colombia

Luis Carlos Villegas, exnegociador de paz con las FARC, se posesionó este lunes en Colombia como nuevo ministro de Defensa, con miras a una transición para el fin del conflicto armado de 50 años y el reto de "hablar de paz y hacer la guerra".

Villegas, un abogado de 58 años que durante 17 años presidió el gremio de los industriales se venía desempeñando como embajador de Colombia en Estados Unidos. Fue además delegado del gobierno en los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al comienzo de las negociaciones en 2012 y reemplaza a Juan Carlos Pinzón, un economista de 43 años hijo y nieto de uniformados y muy cercano a las fuerzas militares.

El nuevo ministro no tomó la palabra en la ceremonia de posesión en la Casa de Nariño, a la que acudió en compañía de su esposa e hijos y en la que escuchó los elogios del presidente Juan Manuel Santos, pero también los retos que le esperan de "hablar de paz y hacer la guerra".

"Estamos en este momento en un punto de inflexión, donde (...) hay que hacer una especie de trabajo paralelo: proyectar las fuerzas armadas hacia el momento en que logremos la paz y al mismo tiempo no descuidarnos, no bajar la guardia para lograr esa paz", dijo el mandatario, artífice de las conversaciones con las FARC, que tienen lugar en La Habana sin una tregua en Colombia.

"Ese equilibrio de hablar de paz y hacer la guerra también requiere una persona de unas cualidades muy especiales y (...) Luis Carlos Villegas tiene esa capacidad", aseguró Santos, opuesto a un cese bilateral del fuego por considerar que fortalecería a la guerrilla.

Villegas, en Washington desde noviembre de 2013 y antes negociador plenipotenciario en La Habana, deberá ahora en Bogotá enfrentar a los rebeldes marxistas en un momento de recrudecimiento de su ofensiva, tras el levantamiento el 22 de mayo del cese del fuego unilateral e indefinido iniciado en diciembre como muestra de su compromiso con los diálogos.

La escalada violenta de las FARC, principal guerrilla del país, con unos 8.000 combatientes según cifras oficiales, ha dejado casi una decena de uniformados muertos, varios municipios sin luz tras el derribamiento de torres eléctricas, y otros afectados por derrames de crudo por la voladura de oleoductos.

Villegas, exsenador, exgobernador de Risaralda (centro-oeste) y exviceministro de Exteriores, además de 17 años presidente de la influyente Asociación Nacional de Industriales (ANDI), tendrá el desafío de aunar a las fuerzas armadas ante los diálogos con las FARC.

Según la politóloga de la Universidad de Los Andes, Angélika Rettberg, muchos militares aún dudan porque "sienten cada vez más el temor sobre qué les espera si se firma un acuerdo de paz".

El cambio se produjo por "el desgaste de la estrategia que se venía utilizando hasta ahora, en el sentido de depositar en manos de un miembro del Ejecutivo el rol de ser el escéptico, el que le juega a los radicales opositores del proceso", dijo a la AFP.

La gestión de Pinzón, en Defensa desde 2011, estuvo en ocasiones marcada por opiniones críticas al proceso de paz y un discurso fuerte contra los insurgentes, a quienes llamó "terroristas", "ratas", "burros" y "bandidos".

Ahora, en un enroque, Pinzón, muy cercano a su padrino político Santos, será el nuevo embajador en Washington.

Para Rettberg, este rol tiende a proyectarlo "como estadista y a consolidar sus redes a nivel internacional", así como a defender la negociación con la guerrilla ante el gobierno estadounidense.

Para muchos, hay visos de aspiración presidencial.

"Yo no tenía y no tengo en la agenda llegar a la Presidencia, pero tampoco estoy en el momento de andar en proceso de negación. Veremos qué nos trae la vida", dijo el saliente ministro en una entrevista reciente con Blu Radio.

La cartera de Defensa es una de las más importantes de Colombia, donde el gasto militar en 2013 representó 3,4% del Producto Interno Bruto, según cifras del Banco Mundial.

El conflicto armado colombiano, en el que han participado guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, ha dejado al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados.