LONDRES Internacionales - 

Envenenamiento a exespía ruso parece seguir un patrón

Gran Bretaña ofrece a los rusos ricos muchos atractivos, como la gran metrópoli de Londres, escuelas exclusivas y un centro financiero, pero se ha vuelto letal para algunos exespías y otros enemigos del presidente Vladimir Putin.

Las víctimas más recientes que están al filo la muerte son Serguei Skripal, de 66 años, un excoronel del servicio de inteligencia militar de Rusia que se volvió colaborador de los británicos, y su hija Yulia, de 33 años. Ambos fueron encontrados en estado de coma en una banca pública.

Skripal fue condenado en Rusia por espionaje en 2006, pero fue liberado en 2010 como parte de un canje de prisioneros. Vivía recatadamente en la ciudad medieval de Salisbury, 140 kilómetros al suroeste de Londres.

Los funcionarios británicos dicen que Skripal y su hija estuvieron expuestos a un raro agente neurotóxico de origen indeterminado. No está claro si sobrevivirán y los funcionarios no han dicho si sufrieron daños irreversibles.

Algunos en Gran Bretaña creen que el ataque químico encaja en un patrón de muertes sospechosas relacionadas con Rusia, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos. Están pidiendo una investigación policial de alto nivel sobre si Gran Bretaña se ha vuelto un lugar para la eliminación de los enemigos del gobierno ruso, posiblemente avalada por Moscú.

Nadie ha culpado formalmente al gobierno ruso, pero se plantean preguntas difíciles sobre cómo tratar con la postura cada vez más enérgica de Rusia, justo en momentos en que los servicios de inteligencia de Estados Unidos buscan determinar cómo responder a la interferencia rusa en las pasadas elecciones estadounidenses.

Varios políticos, analistas y agencias de inteligencia creen que el caso de Skripal, quien se mudó a Gran Bretaña después de su liberación en 2010, puede ser obra del gobierno ruso, grupos de la delincuencia organizada rusa o de una alianza fluida de ambos.

"Los líderes rusos parecen hacer todo lo posible para deshacerse de quien parezca estar en su camino: alguien que los haya traicionado o alguien que esté interrumpiendo el flujo de dinero. Y parece que no les importan las fronteras, simplemente van a donde tienen que ir a buscar a su hombre", opinó Joe Serio, el autor estadounidense de "Investigating the Russian Mafia" (investigando a la mafia rusa) y quien pasó casi 10 años con la unidad contra la delincuencia organizada de la policía de Moscú.

"Gran Bretaña es uno de los lugares donde más huyen los rusos. Es la puerta de entrada a Occidente, la sede del idioma, la sede del imperio, la sede de las grandes finanzas", añadió.

Yvette Cooper, presidenta de la comisión de Asuntos Internos del Parlamento británico que revisa temas policiales y de inteligencia, e Ian Blair, exjefe de la Policía Metropolitana que encabeza la investigación, dijeron esta semana que a la luz del ataque más reciente, se debe investigar una serie de muertes inexplicables. Cooper citó una investigación de BuzzFeed News sobre 14 muertes que podrían haber sido el resultado de un juego sucio.

El caso contra el exespía Alexander Litvinenko en 2006 es el mejor documentado hasta ahora. El exagente de la KGB que había desertado a Gran Bretaña y que criticó públicamente a Putin murió en noviembre de 2006, tres semanas después de beber un té que contenía el isótopo radioactivo polonio-210.

Litvinenko murió lentamente _con el veneno transformándolo en una figura delgada como un palo en una cama de hospital_ y culpó a Putin poco antes de morir. Una década más tarde, una laboriosa investigación pública concluyó que había sido asesinado por el servicio de seguridad ruso, "probablemente" con el aval de Putin.

Menos clara es la desaparición en 2013 de Boris Berezovsky, un próspero hombre de negocios ruso que se mudó a Gran Bretaña a principios de la década del 2000 tras romper con Putin.

Berezovsky fue un crítico público de las políticas de Putin y a veces se alió con Litvinenko, hasta que fue encontrado muerto en el piso de un baño de su casa en el sur de Inglaterra. Tenía una bufanda alrededor de su cuello, lo que hizo que algunos pensaran que se había quitado la vida, pero después de una investigación el forense concluyó que no era posible establecer _más allá de una duda razonable_ si el oligarca fue asesinado o se suicidó.

También hay dudas serias sobre la muerte en 2012 de Alexander Perepilichny, un hombre de negocios ruso que declaró contra funcionarios rusos acusados de robar 230 millones de dólares de un fondo de cobertura de Londres. Su testimonio resultó vital.

Murió mientras hacía ejercicio corriendo. Sus dos autopsias no fueron concluyentes, sin indicios obvios de juego sucio, pero sus colegas sospechan que pudo haber sido envenenado. Hay otra investigación forense en curso, pero no se ha establecido la causa de la muerte.

También se han producido muertes fuera de lo común fuera de Gran Bretaña. La muerte en 2015 del exayudante de Putin Mikhail Lesin en una habitación de un hotel de Washington obedeció oficialmente a las lesiones accidentales sufridas después de varios días de beber en exceso, pero los funcionarios nunca explicaron cómo se lesionó la cabeza y el cuerpo con una fuerza tan contundente.

Serio, quien trabajó con la policía de Moscú, dijo que al final podría resultar que el gobierno ruso no estuvo involucrado directamente en algunas de estas muertes sospechosas.

"He visto muchas situaciones drásticas como éstas en las que, después de que se asienta el polvo, todo se reduce a intereses económicos, ya sean contratos y dinero o información y espionaje", expresó. "Yo empezaría por analizar las actividades de Skripal ¿Estaba inmiscuido en asuntos relacionados con negocios, seguridad privada o inteligencia? ¿Hacía consultoría privada para empresas? Es traición, política o ‘te estás metiendo con mi dinero’", dijo. "Estos tipos son implacables".

FUENTE: AP