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EEUU: Embajador ruso está en el ojo de la tormenta

Las controversias en torno a las relaciones del gobierno de Donald Trump con Rusia tienen un elemento en común: el embajador ruso en Estados Unidos, Serguei Kislyak.

El principal diplomático de Moscú, una personalidad conocida en Washington y con una amplia red de contactos, aparece como la figura central en las investigaciones de los lazos de los colaboradores de Trump con Rusia. En pocas semanas, los contactos con Kislyak derivaron en la renuncia de uno de los principales asesores del presidente y reclamos de que el secretario de Justicia, Jeff Sessions, haga lo mismo.

Por otra parte, un funcionario de la Casa Blanca confirmó que el yerno de Trump, Jared Kushner y el asesor de seguridad nacional destituido Michael Flynn se reunieron con Kislyak en la Torre Trump de Nueva York en diciembre, en lo que la fuente llamó un breve encuentro de cortesía.

Flynn fue expulsado de la Casa Blanca el mes pasado porque, según fuentes oficiales, engañó al vicepresidente Mike Pence acerca de que durante una conversación telefónica conversó con el diplomático sobre las sanciones a Rusia.

La polémica el jueves giró en torno a dos reuniones de Sessions con Kislyak, una en julio y otra en septiembre, cuando se discutía la participación rusa en el hackeo de cuentas de correo electrónico de dirigentes demócratas.

Desde entonces, los servicios de inteligencia han determinado que Moscú ordenó a los hackers que hicieran lo posible para inclinar la elección a favor de Trump. Durante la audiencia de confirmación, Sessions negó haber tenido contacto con funcionarios rusos y no mencionó los encuentros con Kislyak, revelados por el diario Washington Post.

La embajada rusa no respondió a los pedidos de declaraciones.

Aunque la Casa Blanca caracterizó la revelación como una cacería de brujas, los excolegas de Sessions en el Senado la tomaron muy en serio. Presionado por gente de su propio partido, Sessions se recusó de la investigación iniciada por el Departamento de Justicia. En tanto, los demócratas siguen insistiendo que debe renunciar.

Los observadores destacan que Kislyak no parece una figura controvertida. A lo largo de una dilatada carrera diplomática ha sido una presencia constante en las recepciones, tés y foros que constituyen el calendario de cualquier embajador.

Kislyak, designado en 2008, también es una presencia frecuente en las calles de la ciudad, al concurrir a reuniones. Con frecuencia abría las puertas de la embajada rusa, en cenas para profesionales de la política exterior, funcionarios del Pentágono, periodistas y personal del legislativo.

Los asistentes a esos eventos lo describen como un diplomático amable, aunque tal vez no tan refinado —o agresivo— como su famoso jefe, el canciller Serguei Lavrov.

Kislyak, de 66 años, ha alternado entre Estados Unidos y Rusia durante la mayor parte de su carrera, desde que fue miembro de la delegación soviética a la ONU en los 80.

Sus contactos han derivado en preguntas sobre su papel o participación en el hackeo, las que no admiten respuestas fáciles.

Tanto Estados Unidos como Rusia separan a sus altos diplomáticos de las actividades de espionaje, aunque se sabe de agentes de inteligencia que operan bajo la cubierta de un puesto diplomático. Los diplomáticos extranjeros en Washington probablemente esperan que sus actividades sean vigiladas, tal como sucede con los diplomáticos estadounidenses en Moscú.

Los embajadores rusos probablemente saben que hay agentes de inteligencia que operan bajo la cubierta diplomática, pero se cree que ellos mismos no son miembros de los servicios de seguridad.

La vocera de la cancillería en Moscú, Maria Zajarova, dijo el jueves que las denuncias de actividades de espionaje por parte de Kislyak eran "desinformación total", parte de un intento para influenciar la opinión pública.

"Les revelaré un secreto militar: es tarea de los diplomáticos tener contactos en el país donde los asignan", dijo en tono sarcástico. "Tienen la obligación de reunirse con funcionarios y miembros del establishment político".

FUENTE: AP