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Demócratas no hablan de impugnar a Trump

Los demócratas no están listos para hablar de impugnación.

Un día después de que los martillos de la justicia cayeron separadamente sobre dos exmiembros del círculo íntimo de Donald Trump, los demócratas en Washington y en otras partes del país enfrentaban un delicado malabarismo, buscando aprovechar políticamente los problemas crecientes del presidente sin provocar el rechazo de moderados e independientes contrarios a la idea de un juicio político.

En lugar de pedir la impugnación del presidente, los demócratas hablan de corrupción. No apuntan solamente a la condena por fraude fiscal del ex jefe de la campaña de Trump, Paul Manafort ni al acuerdo del exabogado personal de Trump Michael Cohen que implica al presidente en un esquema ilegal de financiamiento de campaña. Tienen además la imputación el martes de otro congresista republicano.

En la reunión de verano del Comité Nacional Demócrata el miércoles en Chicago, el presidente Tom Perez mencionó la creciente lista de problemas de Trump y otros republicanos. Una “situación fuera de control”, dijo, requiere que los votantes devuelvan a los demócratas al poder.

A menos de tres meses de las elecciones legislativas, podría ser un argumento político poderoso. La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que podría regresar la presidencia de la cámara si los demócratas ganan al menos 23 escaños en noviembre, estaba en California, donde apuntó que los demócratas ganaron en el 2006 fustigando la corrupción republicana tras el escándalo de cabildeo de Jack Abramoff.

"Esta vez, la cultura de corrupción, amiguismo e incompetencia es tan prevaleciente que está en la Casa Blanca”, dijo Pelosi a la audiencia en San Francisco el miércoles en el Instituto de Política Pública de California.

Más adelante, dijo que los demócratas “no pueden hacer política” al hablar de impugnación. Separadamente, envió una carta a sus colegas en la cámara baja en la que los llamó a seguir enfatizando los asuntos económicos, al tiempo que prometió “responsabilizar al presidente y su gobierno” al insistir que el Congreso “busque la verdad”.

La senadora demócrata por Massachusetts Elizabeth Warren también evitó centrarse en los problemas legales que acosan a Trump, al lanzar sus propias propuestas anticorrupción antes de que se conociesen los acontecimientos legales el martes. El miércoles, Warren dio a conocer sus propias declaraciones de impuestos, algo que Trump se ha negado a hacer.

Los enfoques reflejan el problema político y electoral de los demócratas. La oposición a Trump ha impulsado a la izquierda, dando a los demócratas ya importantes victorias electorales desde su toma de posesión. El partido compite en numerosos frentes: para ganar el control de la cámara baja, mantener al menos el estrecho margen en el Senado y ganar gobernaciones y legislaturas estatales. Todos esos objetivos podrían resultar esquivos sin al menos algún respaldo de independientes y republicanos moderados, especialmente en áreas suburbanas, que no están de acuerdo con Trump pero no están deseosos de ver al Congreso inmerso en el proceso divisivo y complicado de un juicio político.

"Ganaremos si nos centramos en los problemas básicos. Es sobre eso que vota la gente”, dijo el presidente del partido demócrata en Minnesota, Ken Martin, que ve cuatro contiendas competitivas en su estado. Martin apuntó a la decisión de Hillary Clinton en el 2016 de enfocarse en los aspectos negativos de Trump. “Ya vimos el resultado”, dijo.

En Ohio, un crucial campo de batalla presidencial que Trump ganó por casi 10 puntos, el líder demócrata estatal David Pepper argumentó que los demócratas han ganado impulso hablando sobre asuntos locales, incluso si apuntan a Washington.

"Los candidatos buenos no se embrollan en el vórtice diario de Washington”, dijo Pepper. “Desde hace meses les decimos a los votantes en Ohio que estos republicanos han votado para quitarles el seguro médico, las protecciones para padecimientos preexistentes y ahora quieren eliminar la expansión del Medicaid... ¿Para qué desviarnos de eso y hablar de algo que nadie en Ohio controla?”.

Por supuesto, en algunas elecciones, centrar la discusión en asuntos locales podría significar hablar sobre Trump y la corrupción.

"Yo tengo un gobernador que está atado a Donald Trump, así que, claro, quiero que hablemos de eso”, dijo el jefe del partido demócrata en Carolina del Sur Trav Robertson. Se refería a Henry McMaster, que respaldó a Trump en las primarias presidenciales y después aceptó la ayuda de éste en una difícil elección a gobernador este año.

Zac Petkanas, un operativo demócrata y crítico frecuente de Trump, ofreció otra razón para la cautela: los votantes no están listos para un juicio político.

"Los votantes prestan atención a las cosas grandes” en la investigación, dijo. “Y habrá más... los demócratas deben proteger la investigación y descubrir la verdad. Pero no pueden dar la impresión de prejuzgar”.

Vale la pena apuntar que los progresistas por el momento no critican a los demócratas que no buscan una impugnación. Emily Phelps, vocera de Indivisible, apuntó que ese grupo de base respaldó inicialmente la idea de un juicio político cuando Trump despidió al James Comey como director del FBI. Pero, dice Phelps, “nuestro objetivo principal no es sacar a Trump, sino ganar las elecciones para descarrilar la agenda de Trump en el Congreso y disminuir su poder”.

FUENTE: AP