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Canadá se concentra en reconstruir Fort McMurray tras el impacto del incendio

Canadá está empezando a concentrar sus esfuerzos en la reconstrucción de la ciudad de Fort McMurray y la reanudación de la actividad económica en el noroeste del país, tras verse afectados por un masivo incendio forestal.

Aunque el incendio forestal ha continuado creciendo en las últimas horas, y alcanza ya una superficie de 230.000 kilómetros cuadrados, las llamas se están alejando de las comunidades e instalaciones petrolíferas del noreste de la provincia de Alberta.

El aumento de la humedad y la bajada de las temperaturas en la región, tras la llegada de un frente frío procedente del Ártico, proporcionan un pequeño alivio a los centenares de bomberos que combaten el incendio que se inició hace más de una semana en los alrededores de la ciudad de Fort McMurray.

En una muestra de la clara mejora de las condiciones sobre el terreno, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció hoy que viajará este viernes a la ciudad.

"Me complace confirmar que viajaré el viernes a Fort McMurray para ofrecer algo de apoyo de todos los canadienses", anunció hoy Trudeau en el Parlamento nacional.

La ciudad fue completamente evacuada el pasado martes, 3 de mayo, cuando las llamas cambiaron repentinamente de dirección y avanzaron con rapidez hacia el centro urbano.

Los más de 80.000 habitantes de la ciudad se vieron forzados a abandonar sus posesiones en pocas horas para refugiarse al sur y al norte de la población, mientras unos 200 bomberos permanecieron para evitar que las llamas destruyesen hospitales, escuelas y otras instalaciones esenciales para su funcionamiento.

Las autoridades canadienses, que ayer recorrieron brevemente la localidad para evaluar los daños, dijeron que la destrucción sufrida es menor de lo esperado y que la infraestructura básica de Fort McMurray sigue en pie pese a que las llamas consumieron unas 2.400 estructuras.

Con la mejora de las condiciones climatológicas, la humedad se sitúa en el 32 % con vientos de 12 kilómetros por hora, hoy empezaron a entrar en Fort McMurray equipos para reparar los servicios de agua, gas y electricidad como paso previo para que los habitantes de la ciudad puedan regresar a sus hogares.

Pero el peligro sigue acechando a la ciudad, rodeada por bosques calcinados y rescoldos que pueden provocar incendios en cualquier momento.

Las autoridades canadienses han advertido de que la situación sigue siendo de extremo peligro en la urbe y la autorización para regresar puede que no llegue hasta dentro de varias semanas.

También hoy, la primera ministra de Alberta, Rachel Notley, se reunió con los ejecutivos de la compañías petroleras que operan en los yacimientos de arenas bituminosas, una de las mayores reservas de crudo del mundo, situadas al norte de Fort McMurray.

Muchas de las empresas petroleras han suspendido sus operaciones en la región, al evacuar a sus empleados ante la cercanía de las llamas.

Los analistas estiman que el incendio forestal ha reducido la producción de crudo canadiense en un millón de barriles de petróleo al día, lo que supone pérdidas de unos 70 millones de dólares diarios para las compañías.

La buena noticia es que las instalaciones petrolíferas parecen no haber sido afectadas por las llamas, por lo que las compañías podrán reiniciar la producción con rapidez una vez que consideren seguro el regreso de su personal.

Las autoridades canadienses quieren reactivar lo antes posible la producción de petróleo para que las familias de Fort McMurray, que en su mayoría dependen de este sector, también puedan empezar a volver a la normalidad.

El otro problema con el que se enfrentan ahora las autoridades del país es el creciente peligro de nuevos incendios masivos.

Los meteorólogos advierten que la temporada de incendios forestales en Canadá, que coincide con los meses estivales, va a ser especialmente difícil este año, dado que se dan las condiciones para más incendios como el de Fort McMurray.

Este año, la temporada de incendios ha empezado antes de lo previsto gracias a los efectos del fenómeno meteorológico conocido como El Niño, que ha reducido las precipitaciones por debajo de lo normal durante los meses de invierno y el inicio de la primavera.