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Baños sobre ruedas ayudan a mantener limpio San Francisco

Las calles en el barrio Tenderloin de San Francisco, a unas cuadras de las lujosas tiendas y los turistas que esperan para subir al tranvía, están más limpias desde unos retretes que funcionan con energía solar empezaron a pasarse por la zona cuatro tardes a la semana.

Los servicios portátiles sobre ruedas están vigilados por empleados, y por el momento han tenido tanto éxito que según responsables municipales, Portland, Oregón, Honolulu y Nueva York se han interesado por ellos mientras buscan soluciones para problemas similares de higiene.

Los partidarios de estos servicios portátiles dicen que tener baños públicos accesibles ha hecho más agradable vivir en un barrio conocido por el crimen, la indigencia y la pobreza.

"Todo el mundo tiene que ir al servicio, eso no es algo que pueda detener nadie", comentó Jane Jim, supervisora de la ciudad y cuyo distrito incluye el Tenderloin. "El programa ofrece a la gente algo de dignidad para atender una necesidad humana".

Los conjuntos de dos retretes con lavabos, colocados sobre un remolque, se llevan con camionetas de martes a viernes en tres puntos cerca de comedores sociales y zonas con parques que atraen a mucha gente. Se dejan a las dos de la tarde y se retiran a las 9 para su limpieza.

Empleados de una organización sin ánimo de lucro contratada por la ciudad se aseguran de que se mantienen limpios y equipados con papel higiénico, ambientador, jabón, toallas de papel y fundas para el asiento. También hacen una llamada de cortesía en la puerta a los cinco minutos de que entren los usuarios.

Kaven Harris, un veterano del ejército de 54 años que lleva unos seis meses en la calle, explicó que antes de que se introdujera el programa, se veía obligado a hacer sus necesidades en aparcamientos, escondido entre autos.

El programa piloto está inspirado por un grupo de alumnos de la Academia De Marillac, una escuela católica privada del barrio. Leen poemas a los funcionarios de la ciudad sobre sus problemas creciendo en el Tenderloin, donde muchos dijeron haber tenido que caminar con cuidado para evitar pisar jeringuillas o excrementos humanos.

Cerca de los baños portátiles se han instalado también papeleras y contenedores para jeringuillas usadas. En una tarde reciente, una de las empleadas del programa cerró los servicios cuando no había usuarios y barrió la zona cercana, recogiendo agujas y jeringuillas con pinzas.

El éxito del programa piloto se debe en gran parte debido a los empleados que se aseguran de que los servicios no se emplean como puntos de prostitución o consumo de drogas, como ha ocurrido con otros baños públicos, explicó Mohammed Nuru, director del departamento de obras públicas de la ciudad.

"Hemos visto un gran éxito poniendo personal en estas instalaciones y manteniéndolas decentes para la gente", explicó Nuru.

"Las calles están más limpias y no huele tan mal", comentó Britney Pirring, una alumna de 13 años de la Academia De Marillac. "Ahora mi hermano y yo podemos tomarnos nuestro tiempo en la calle camino de la escuela".