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El viudo de Zsa Zsa Gabor no tendrá que abandonar la casa de la actriz

La desaparecida Zsa Zsa Gabor se aseguró de poder seguir viviendo en su lujosa mansión de Los Ángeles hasta el día de su muerte a pesar de que vendió la propiedad en 2013 a un precio de 11 millones de dólares, pero lo cierto es que en las cláusulas del contrato de compraventa no se encontraba mención alguna a la situación legal en la que quedaría su marido, Frederic Prinz von Anhalt, cuando falleciera la legendaria actriz.

Sin embargo, como publica ahora el portal de noticias TMZ, el aristócrata no tendrá que abandonar la casa el próximo 17 de abril, como habían previsto los nuevos propietarios de la vivienda, como consecuencia de la muerte de la artista el pasado mes de diciembre a los 99 años de edad, ya que ha llegado a un acuerdo con ellos para prolongar su estancia seis meses más y, de esta forma, disponer de más tiempo para encontrar una nueva morada.

Eso sí, esos seis meses adicionales con los que contará el marido de Zsa Zsa Gabor no le saldrán precisamente gratis, ya que el generoso favor que le han hecho los dueños se verá aparejado del pago de una renta mensual que alcanza los 1.000 dólares, aunque fuentes cercanas al noble aseguran que este está más que satisfecho con el arreglo al que han llegado las partes para que pueda seguir disfrutando de las comodidades de la mansión de Bel-Air.

Poco después de que se confirmara públicamente la muerte de la actriz de origen húngaro, quien habría sufrido un ataque al corazón mientras dormía, fue el propio Frederic quien se dirigía a los medios de comunicación para transmitirles que, a pesar de que en los últimos años había prescindido de los potentes tranquilizantes que le ayudaban a paliar sus fuertes dolores, la artista murió "en paz y sin sufrimiento".

"Treinta segundos después de que ocurriera, llegó el doctor, comprobó su estado y nos dijo: 'No hay nada más que podamos hacer. Ha fallecido'. Afortunadamente no sufrió en las últimas horas de su vida, no gritó ni se quejó absolutamente de nada. Tampoco había calmantes en toda la casa. Lo cierto es que en sus últimos años no experimentó dolores de consideración. El problema residía en su presión sanguínea", expresaba ante los reporteros congregados a las afueras de la citada casa.

"Desde mi punto de vista, cuando tomé su mano y noté que empezaba a enfriarse, tuve muy claro que se estaba yendo poco a poco en paz y con la mayor tranquilidad de mundo. Ella sabía que había llegado su hora y de hecho quería irse. Fue su decisión", remarcaba en la misma conversación.

FUENTE: Showbiz