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Peluquera y manicurista de Aretha la recuerdan con los pies en la tierra

Jacqueline Robinson fue durante años la peluquera de Aretha Franklin, acudió a sus fastuosas fiestas de Navidad, conoció a Oprah Winfrey y cenó con gente como Stevie Wonder.

A la estilista, que aprendió el oficio en Europa y dirige un salón de lujo cerca de Detroit, se le partió el corazón cuando la mujer a la que llamaba "inspiración" murió el jueves después de una larga batalla contra el cáncer.

"Tuve dolor de cabeza. Tuve dolor de barriga. Lloré todo el día", relata a la AFP Robinson, que solo encontró consuelo al escuchar que las emisoras de radio honraban a la "Reina del soul" emitiendo sus canciones hasta la medianoche.

Fue a finales de la década de 1990 cuando atendió el teléfono y la legendaria voz de Aretha le pidió que la peinara. Cuando su limusina salía del salón de Robinson, la gente de los alrededores se paraba a mirar.

Pero la 18 veces ganadora del Grammy, catalogada por la revista Rolling Stone como la mejor cantante de todos los tiempos, nunca fue una persona con aires de grandeza, y se sentaba en el salón junto a cualquier otro cliente.

"Ella nunca intentó mostrarse como 'soy Aretha' o 'apártense de mi camino'. Nunca, nunca, nunca", recuerda Robinson sentada en el taburete de su peluquería, con el pelo gris hacia atrás, el lápiz labial perfectamente aplicado y vestida con un elegante vestido negro.

La leyenda del soul tenía varios, si no muchos, peluqueros en Michigan, pero Robinson fue a la que eligió para que la peinase cuando fue al programa de Oprah Winfrey y a los premios BET.

"La oía cantar en el baño cuando viajaba con ella", rememora. "¿Nunca has escuchado a alguien cantar y que suena como orquesta completa? Esa es Aretha. Una voz hermosa".

"Le encantaba cuando la peinaba", explica Robinson. "Ella me dijo 'Jacqueline eres muy especial, tienes un toque maravilloso'".

La mente de Robinson está llena de recuerdos indelebles, como charlar entre bastidores con Winfrey y Mary J. Blige, o no contener las lágrimas en casa después de la actuación de Aretha de "Amazing Grace".

"Quiero decir, hubo muchas lágrimas, muchas lágrimas. Es tan maravillosa. Oprah estaba llorando. Fue genial".

También hubo momentos hilarantes. Para los Premios BET, Aretha le pidió que recogiera sus trenzas en un moño, que la intérprete pretendía usar como un "factor sorpresa", mostrándolo después de quitarse una peluca.

Pero cuando lo hizo, la peluca hizo volar un pendiente de valor incalculable que le había prestado un joyero de Nueva York para la gala.

Stevie Wonder y la cantante Alicia Keys estuvieron en esos premios. "Cuando todo terminó, cené con toda esta gente ... Fue maravilloso", rememora.

No solo era el cabello. Aretha frecuentó durante 10 o 15 años el mismo salón para que Shawn Frazier le hiciera la manicura por 80 dólares. Naranja óxido, plata y un azul plateado fueron sus colores favoritos, recordó Frazier.

"La gente estaba tan sorprendida de que simplemente entrara y fuera normal", dice Frazier. "Te hacía sentir cómoda".

Los recuerdos brotan también de la boca de Frazier, como los de las fastuosas fiestas navideñas que Aretha ofrecía, entre ellas una ambientada como un paraíso invernal con nieve simulada.

La canción de Franklin "Respect" fue su tarjeta de presentación, un himno feminista que inspiró a generaciones de mujeres de todo el mundo.

Para Robinson, la Reina del soul fue "muy, muy inspiradora... como mujer afroestadounidense". Después de formarse en Europa, Robinson fue la primera peluquera negra en la década de 1970 en trabajar en un lujoso salón.

Durante un año, fue asistenta y luego la obligaron a trabajar en un cuarto trasero.

Dos peluqueros amenazaron con renunciar si la contrataban, por lo que cada mañana les traía el café y les limpiaba sus ceniceros, hasta que fue promovida como se merecía y posteriormente se fue para establecer su propio negocio.

"La señorita Franklin fue muy, muy, muy alentadora", cuenta a la AFP. "No temas, hay suficientes mujeres que te van a apoyar", recordó que le dijo Aretha entonces.

"Nos dio orgullo", asegura Robinson. "Aretha siempre fue Aretha, siempre alta, siempre cantando 'I love Detroit'. Fue una fuente de inspiración para todos nosotros".

FUENTE: AFP