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James Franco se adentra en la "crisis de la mediana edad"

Solo unas semanas después de hacerse con la prestigiosa Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián por su aclamada película 'The Disaster Artist', el actor y cineasta James Franco no parece haber tenido demasiado tiempo para saborear su último triunfo profesional, ya que él mismo confiesa haberse sumergido ahora en una profunda "crisis" existencial, ligada al hecho de que el año que viene cumplirá cuarenta años de vida y a su necesidad de encontrar el verdadero sentido de su existencia.

"Me imagino que estoy pasando por la tradicional crisis de la mediana edad, aunque la verdad es que este año ha sido muy tranquilo en ciertos aspectos. Pero tampoco es que me haya dedicado a salir por ahí o a comprarme un Ferrari", ha explicado al diario Evening Standard sobre los meses de trabajo intensivo que le han llevado a consagrarse finalmente como director.

"Creo que estoy en un momento en el que debo jerarquizar mis prioridades y averiguar cuáles de ellas son verdaderamente enriquecedoras. Por ahora solo soy conocido como un tipo que hace muchas cosas diferentes", ha añadido en relación con su legado personal y profesional.Tras varios años de experimentación que le han llevado a probar suerte en campos tan diversos como la pintura, la enseñanza o la poesía, el artista estadounidense, quien recientemente se declaraba "adicto al trabajo", está especialmente interesado a día de hoy en reducir el amplio abanico de actividades a las que dedica su tiempo para centrarse solo en aquellas que de verdad le llenan.

"Creo que he pasado por diferentes fases en mi vida y ahora me embarco en la crisis de la mediana edad, por la que mucha gente tiene que pasar. Creo que mi objetivo ahora reside en bajar el ritmo y focalizar mi atención en aquellas cosas de la vida que me resulten significativas, y sobre todo, dilucidar la manera en que quiero invertir mi tiempo", ha aseverado.

Hace solo unos meses, y en sintonía con su nueva filosofía de vida, James Franco admitía haber cruzado la delgada línea que separa "trabajar duro" de "trabajar demasiado", experimentando en consecuencia los graves efectos que de ello se desprende."La adicción al trabajo es más peligrosa de lo que parece y es uno de esos problemas que son difíciles de detectar, ya que vivimos en una cultura que aplaude el sacrificio y el tesón. Y creo que está bien, pero también existe una frontera que separa trabajar duro de trabajar demasiado, y yo la crucé. Los inconvenientes son claramente superiores a las ventajas", confesaba.

FUENTE: Showbiz