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Panameño Humberto Vélez muestra cómo vivir del arte conceptual

Panamá ( EFE ) El panameño Humberto Vélez estudió leyes, pero hace más de veinte años decidió dejar la abogacía y convertirse en artista conceptual, y en eso está desde entonces, con una proyección internacional que le ha permitido vivir de su arte.

Vélez (1965), que logró el reconocimiento del mundo del arte con el montaje de su perfomance "The fight" (2007), una función de boxeo entre un centenar de púgiles que presentó en Tate Modern de Londres, siente no obstante que ya llegó a los límites formales y conceptuales de su arte y que está en transición hacia uno más controlable e intimista.

Acostumbrado a expandir su arte conceptual con obras abiertas a la participación de gente común, Vélez dijo en una entrevista con Efe que ahora piensa en un trabajo que quizá "formalmente" sea "mucho más controlado, con pequeñas perfomances en el sentido tradicional, mucho más cortas y de producciones menos complejas".

"Antes trabajaba (en obras) con cientos de personas, en otras no, y sobre temas muy puntuales que tal vez tengan que ver con mi pasión inicial cuando empecé a estudiar cine o con mi estilo de vida en Panamá", señaló el también creador de instalaciones.

Es el caso, citó Vélez, de su primera perfomance multitudinaria, en 2003, que consistió en el "atrevimiento" de hacer desfilar por el emblemático Puente de las Américas, que cruza el Canal de Panamá por el extremo del Pacífico, a una nutrida banda de cornetas y tambores.

A este trabajo siguieron más de una docena en igual formato de colaboración abierta que ha presentado en diversas bienales a nivel internacional y recorrido lugares como La Habana, las Islas Canarias, París, Perú, Shangai, Toronto, Valparaíso, Venecia, Liverpool, Londres, Manchester o Ecuador, entre otros sitios.

En 2004, para la apertura de la Bienal de la Habana, montó la perfomance en forma de concierto titulada "Un son para la Bienal ('Porque el Amor no existe'), con canciones sobre la situación de la mujer en Cuba con el grupo musical "Krystal".

Otra de sus obras fue "Mister Regenta", una performance en forma de concurso de culturismo aficionado que presentó en el Centro de Arte la Regenta, en Las Palmas de Gran Canaria, en 2008.

También está "Le Plongeon" (El Clavado), un cabaré acuático que Vélez hizo en 2010 en colaboración con clubes de natación y jóvenes artistas de la performance parisina.

"El Clavado" fue un proyecto del Centro Pompidou escenificado en la Piscina Josephine Baker, en París.

Pero fue "The fight", una noche de espectáculo boxístico mezclado con hip hop organizado en la Tate Modern de Londres, en homenaje al legendario boxeador panameño Alfonso Teófilo Brown (1902-1951), conocido como "Panamá Al Brown", la que lo dio a conocer más ampliamente y lo consagró como artista conceptual internacional.

En "The fight" participaron miembros de clubes de boxeo aficionado cercanos a la Tate Modern, niños, mujeres y jubilados, gente de extracción popular que normalmente no acude a esta galería.

Señaló que con este tipo de obras se ofrece emoción a través de los sentidos y el pensamiento y se cuestiona la perfomance tradicional y la "estructura de poder del arte (...) al incluir a una persona que no es artista en un proceso basado en estéticas provenientes de grupos que no son dominantes". "Lo divertido es que yo quiero la continuidad del arte o de la emoción del arte, a través de su apertura a estas personas y a la inclusión de nuevas formas de códigos que no sean los clásicos o tradicionales", afirmó Vélez.

"Quiero abrir el arte a otros para que tengan la experiencia artística que yo tengo, que es en lo que radica el poder del arte", recalcó.

El artista señaló que en todos estos proyectos "hubo buenos resultados" y "una propuesta de trabajo muy compleja, muy intensa, con artistas, no artistas, gente del mundo del arte", y que siente que ya ha realizado "practica y conceptualmente lo que quería", pero que toma "mucha energía" y es "desgastante".

Vélez, que lleva más de 20 años en Europa y que reside actualmente en Manchester, reconoció que sus obras le dan para vivir aunque, dijo, le preocupa "la banalización de la actividad artística" y su "comercialización extrema".

Añadió que evalúa entrar en una nueva fase de trabajo y volver a su pasión inicial, que es la poesía, con obras pequeñas, con menos personas y sin grandes estructuras de organización, para hacer una serie de proyectos de "imaginarios sonoros" que surgen en Panamá.

Además, en septiembre pasado inició con "amigos del arte y la cultura" en su país un proyecto de educación y coloquios sobre arte denominado "Visiting Minds.

Aunque regresa a Panamá unas tres veces al año, reconoció que no tiene planes de radicarse de nuevo en su país, para eludir la "complaciencia económica y cultural" que de manera general encuentra en él y que "es lo que mata al artista".

"Tuve la oportunidad de convertirme en abogado, pero sabía desde un principio que eso hubiese sido mi muerte totalmente, hubiese sido un hombre amargado toda la vida y creo que desarrollé algo que se llamó miedo a decir: si no hago esto me muero (...) el miedo a quedar estancado siempre me despierta".

FUENTE: Agencia EFE

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