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Claire Denis: "El cine permite liberar la violencia latente en el mundo"

Madrid (EFE). Sugerente en las formas e implacable en el fondo, la directora francesa Claire Denis conduce al espectador a los rincones más oscuros y frágiles del ser humano en su última película, "Los canallas", convencida de que "el cine permite liberar la violencia latente en el mundo".

"Hacer que el público mire lo que no quiere ver es sádico, y yo no quiero ser sádica. Pero creo que convivimos con montones de imágenes ocultas, historias de incestos, malos tratos, abusos de poder, que aparecen a diario en los periódicos y que el cine permite liberar" , dice a Efe la cineasta, de 67 años.

Protagonizada por Vincent Lindon y Chiara Mastroianni, "Los canallas" cuenta la historia de un hombre, Marco, capitán de un petrolero, que un día recibe la noticia del suicidio de su cuñado y decide volver a París a ajustar cuentas con su pasado y el de su familia.

La inspiración inmediata para la película vino de Akira Kurosawa y en particular de "Los canallas duermen en paz", no sólo por el título y el género negro, sino también por los temas -el abuso de poder, el ánimo de venganza-, y el perfil del protagonista.

"Para mí, Vincent Lindon es un poco el mismo tipo de hombre que Toshiro Mifune, un hombre fuerte y sólido, con quien uno tiene la impresión de no correr peligro y que, por tanto, puede llegar a ser una víctima" , sugiere.

Rubia, menuda y enérgica, en la pantalla Denis exhibe un estilo narrativo en el que, tanto o más importante que lo que se cuenta, es lo que se omite.

"Durante el proceso de escritura, siempre hay momentos en que tengo la impresión de que una determinada escena va a decir algo que la película debe deja adivinar", sostiene. "Y a menudo, aunque sé que es peligroso para la narración, prefiero eliminar esa escena y tratar de continuar sin ella".

"Es como con la familia. No se puede decir todo a los seres queridos -hermanos, madre, padre-, siempre hay secretos", afirma.

Con más de una decena de títulos en su trayectoria, nacida en París en 1948, hija de un funcionario público, Denis pasó su infancia en distintas colonias africanas -Burkina Faso, Senegal, Camerún-, tema que ha inspirado varias de sus películas, desde su debut, "Chocolat" (1988), a su anterior filme, "Una mujer en África" (2009).

Antes de debutar en la dirección, Denis trabajó durante una década como asistente de cineastas como Jacques Rivette, Wim Wenders Costa Gavras o Jim Jarmusch.

"Me encantó hacer aquello. Era un paraíso, trabajar para ellos y al mismo tiempo poder vivir de un oficio que adoraba", apunta, aunque al mismo tiempo subraya que lo hizo para ganarse la vida y ahorrar lo suficiente para poder hacer su propia película.

El hecho de ser mujer y querer rodar en África no hacía fácil su objetivo. "Fueron 4 o 5 años para convencer a un productor", señala.

Y aunque las cosas han cambiado bastante y cada vez hay más mujeres en la dirección, Denis considera que para ellas sigue siendo más difícil y que siguen estando peor pagadas.

"No es normal, pero ocurre; hay que pelearse para tener más dinero, más medios", declara.

Frente a todo eso, lo que más le ayuda, le anima y le inspira es el trabajo con los actores. Eso y William Faulkner.

"Desde muy joven soy lectora de Faulkner, y creo que él siempre está conmigo. Cada vez que comienzo una película, pienso en Faulkner, y muchas veces también el impulso más fuerte es un actor o una actriz concretos", señala.

En este caso, Lindon, pero también Lola Créton, que interpreta a su sobrina, víctima de abusos sexuales, y Chiara Mastroianni, de la que Marco se enamora.

"Chiara es muy misteriosa para mí. Es segura, abierta, pero al mismo tiempo no puedes ver dentro de ella", apunta. "Y bella, muy bella".