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En EEUU, las sobredosis igualan a los accidentes como fuentes de donación de órganos

En Estados Unidos las sobredosis igualan a los accidentes de tránsito como fuentes de donaciones de órganos, una consecuencia de la epidemia de drogas opiáceas en América del Norte.

Nuevos datos publicados el miércoles en la revista New England Journal of Medicine confirman lo que las redes de donantes de órganos constatan en el terreno desde hace varios años: que los casos de donaciones de órganos originados en personas fallecidas por exceso en el consumo de drogas son cada vez más numerosos.

En 2000, esos casos totalizaron apenas 56; en 2016, en cambio, superaron los mil. En este último año, 1.356 donantes habían muerto a raíz de accidentes de tránsito.

Los fallecidos por sobredosis representan actualmente alrededor de 14% de los donantes estadounidenses, contra 1% antes del comienzo de la epidemia de drogas opiáceas, considerada actualmente como una urgencia nacional por el Congreso y el gobierno del presidente Donald Trump.

En uno de los focos de la epidemia, el estado de Nueva Inglaterra, en el noreste del país, trepan incluso a la cuarta parte del total de donantes, señaló David Klassen, director médico de la red que administra las donaciones de órganos en Estados Unidos.

El alza del número total de donantes de órganos que se registra desde hace cinco años se debe en consecuencia sobre todo a las sobredosis, y no a progresos científicos o a una mayor coordinación, subrayan los investigadores.

"El aumento es alimentado por una crisis", observa el médico del hospital de Boston Mandeep Mehra, coautor del estudio y docente en la universidad de Harvard.

En Europa, el fenómeno es casi inexistente. Menos de 1% de los donantes de órganos son allí personas muertas por sobredosis. En cambio, en Canadá sí se verifica, principalmente en Columbia Británica (Vancouver), en la costa oeste, donde la crisis de los opiáceos estalló en 2016.

El fentanilo, un poderoso analgésico sintético, y la heroína, son los principales responsables de esta crisis, al igual que los analgésicos opiáceos como la oxicodona.

El número de muertes por sobredosis de opiáceos se quintuplicó entre 1999 y 2016 en Estados Unidos, alcanzando las 42.000 en este último año, según las autoridades sanitarias.

Los médicos se interesaron igualmente por la calidad de los órganos donados.

En ese plano, el estudio publicado este miércoles confirma que, un año después del trasplante, no existieron diferencias significativas de sobrevivencia entre pacientes a los que les fue trasplantado un corazón o un pulmón de una persona muerta por sobredosis y aquellos que recibieron esos órganos de personas fallecidas por otras causas.

Otro estudio, publicado en abril, concluye incluso que en ciertos casos la supervivencia es mayor. Por lo general, quienes murieron por sobredosis sufrían menos de diabetes o de hipertensión que los donantes fallecidos por causas médicas.

"Son hasta mejores donantes, porque lamentablemente a menudo son más jóvenes, están relativamente en mejor estado de salud y no padecen de enfermedades vinculadas con el envejecimiento", dijo a la AFP David Klassen.

Las drogas son muy rápidamente absorbidas por el cuerpo tras su inyección, explica el médico, por lo cual no existe peligro de que las sustancias tóxicas sean transmitidas durante la operación de trasplante, señala el doctor.

Existe de todas maneras en esas intervenciones un riesgo más elevado de transmisión de infecciones como el VIH sida y las hepatitis B y C, vinculadas habitualmente al consumo de estupefacientes. En el pasado, los donantes de órganos infectados con hepatitis C eran rechazados.

Hoy ya son muchos los hospitales que aceptan este tipo de donantes, dice a la AFP Mandeep Mehra, ya que el virus es detectado con facilidad y los tratamientos antivirales son "altamente eficaces".

Y finalmente el riesgo es muy inferior al de morir mientras uno permanece en las por lo general largas listas de espera de una donación.

FUENTE: AFP