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Modelo metapoblacional ayuda a explicar origen panafricano de especie humana

Un grupo de científicos ha concluido que la evolución de la especie humana es resultado de cambios dinámicos en la conectividad o del flujo genético entre poblaciones primitivas aisladas y dispersas por África y adopta así un modelo metapoblacional para explicar un origen panafricano del ser humano.

Así, el hombre moderno evolucionó en África y muchos grupos humanos en todo el continente contribuyeron a este proceso, lo que supone dejar atrás la teoría del proceso evolutivo lineal, según los científicos, encabezados por la arqueóloga Eleanor Scerri, líder del grupo de investigación de evolución panafricana en el Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia de la Humanidad,

"Un modelo metapoblacional nos ayuda a hallar una vía para aceptar las evidencias paleontológicas, arqueológicas y genéticas de un origen africano y un flujo genético limitado de metapoblaciones no africanas, como los neandertales, sin necesidad de caer en debates excesivamente polémicos y restrictivos", señala Scerri.

Según el estudio publicado en la revista Nature Ecology and Evolution , cualquier modelo que explica la evolución humana tendría que argumentar satisfactoriamente los patrones de variación en los componentes de los datos genéticos, morfológicos y culturales y ser coherente respecto a los cambios climáticos que han determinado nuestras ecologías durante la mayor parte del último millón de años.

Según el genetista Lounès Chikhi, del laboratorio de Evolución y Diversidad Biológica del CNRS de la Universidad de Toulouse y principal investigador del Instituto Gulbenkian de Ciencias en Lisboa, "un modelo estructural metapoblacional lo puede hacer sin negar ninguna de las más recientes evidencias".

Un modelo así no obliga a "hallar una región mítica del origen" del hombre ni fechar eventos de inflexión "cuyo significado no está nada claro", subraya.

"La genética de los humanos contemporáneos está muy clara. La mayor diversidad genética la encontramos en los africanos", explica el genetista Mark Thomas, del University College de Londres.

Los datos genéticos disponibles "no confirman la vieja teoría de que descendemos de poblaciones regionales dispersas a lo largo del Viejo Mundo en los últimos millones de años", agrega.

Es cierto que los humanos modernos no africanos tienen alguna herencia de los neandertales, algunos un notable herencia de los recientemente descubiertos denisovanos y posiblemente otros la tengan de antiguos grupos homínidos todavía no descubiertos, señala.

"Pero nada de esto cambia el hecho de que más del 90 % de los orígenes de cada persona en el mundo se encuentra en África en los últimos 100.000 años", agrega.

No obstante, la confirmación de que la especie humana proviene de África plantea la pregunta razonable sobre la "región concreta de origen", para la cual no hay respuesta si se toman en consideración los patrones genéticos, la información extraída de fósiles y herramientas antiguas y el conocimiento que se tiene de los entornos ancestrales, señala.

Por eso, agrega "los modelos estructurales de población son el camino a seguir".

La interpretación de los datos disponibles cambia si se parte de las metapoblaciones, es decir, de los cambios dinámicos de conectividad entre diferentes poblaciones a lo largo del tiempo, que permitirían explicar diversos patrones de diversidad del genoma que otros modelos no aclaran.

"La gente como nosotros comenzó a aparecer en algún momento entre 500.000 y 300.000 años atrás. Esto supone algo así como 8.000 generaciones, un periodo muy largo para los hombres primitivos para desplazarse y explorar un gran espacio. Sus movimientos, patrones de mezcla e intercambios genéticos son lo que nos dieron origen", recuerda Scerri.

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