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Grecia, paraíso de quienes buscan la procreación asistida

Grecia traspasó una nueva frontera en su legislación en materia de reproducción asistida, al suprimir la obligación de contar con una residencia permanente en el país a las madres de alquiler y a las parejas con problemas de fertilidad, lo que abre las puertas a un "turismo de la fertilidad".

Aunque la ley fijó en 50 años el límite para convertirse en madre de alquiler, la justicia griega ya autorizó en 2006 a una madre de alquiler de 52 años a gestar en su vientre el bebé de su hija infértil. Los medios de comunicación consideraron entonces el parto de esta mujer como un "regalo de la vida".

Grecia, un país duramente golpeado por la crisis económica, contaba ya con una de las legislaciones europeas más liberales en materia de reproducción asistida, y con las nuevas medidas busca atraer a parejas infértiles en busca de tratamiento.

"Esperamos que cada vez más ciudadanos extranjeros elijan Grecia", antes que Estados Unidos, Tailandia o Ucrania, para tener un niño de una madre subrogada, dijo Takis Vidalis, de la Comisión Nacional de Bioética, a preguntas de la AFP.

Este tipo de "turismo" no está, sin embargo, exento de polémica, como lo demostró esta semana el caso del bebé con síndrome de Down nacido de una madre de alquiler tailandesa y abandonado por sus padres australianos.

En Grecia, una mujer puede también someterse a la fecundación in vitro hasta la edad de 50 años. Además, las mujeres pueden congelar sus ovocitos con el objetivo de utilizarlos más tarde para una fecundación.

"Todos los partidos griegos, cosa excepcional en el país", adoptaron esta ley de bioética en 2002, señala el abogado especializado Konstantinos Rokas. Y, todo ello, en un ambiente de "indiferencia de la opinión pública", apunta Vidalis.

"Somos también un país donde es culturalmente importante tener un hijo de su propia sangre, de sus genes", precisa Takis Vidalis para explicar este relativo consenso. Una de las motivaciones principales de los legisladores era mejorar la tasa de natalidad en el país, una de las más bajas de Europa.

No obstante, aunque la ley considera un "acto altruista" la donación de ovocitos y la gestación en un vientre de alquiler, también prevé una compensación por tiempo y desplazamientos de 800 euros para las donantes de ovocitos y de 12.000 euros para las madres subrogadas.

Así, según los médicos interrogados por la AFP, las donantes de ovocitos no padecen penurias en este país, donde las salas de espera en los centros de procreación, como el ateniense Iakentro, cuentan con una clientela internacional.

"Nuestros pacientes vienen de Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Escocia, Rusia,...", asegura el médico Konstantinos Antoniou.

Las madres de alquiler, por su parte, "no tienen que esconderse", estima el doctor Kostas Rokas, para quien además de una compensación, "a menudo existe una remuneración".

Iakentro cifra en "unos 40.000 euros de media" el tratamiento médico de una madre de alquiler y su "indemnización".

La justicia otorgó, entre 2002 y 2010, 120 autorizaciones sobre la filiación con la mujer o la pareja que desee un niño, según un estudio, citado por Kostas Rokas. Los hombres solos y las parejas homosexuales están excluidos de la ley.

Para acceder a estos procedimientos, la mujer deseosa de tener un bebé debe certificar médicamente su imposibilidad de tener un niño de manera natural.

Sin embargo, este sistema hace frente a un desafío mayor: la ausencia de supervisión de los centros de reproducción asistida por una comisión nacional de control, en letargo desde 2008 por falta de personal.

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