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Cirujanos británicos emplean terapia genética para tratar la ceguera

Un equipo de cirujanos de la Universidad inglesa de Oxford ha empleado una técnica de terapia genética para mejorar la visión de seis pacientes que, de otra manera, se habrían quedado ciegos, según un estudio divulgado hoy por la revista "The Lancet".

Estos expertos sometieron a una operación a los pacientes, afectados con una rara enfermedad hereditaria que ocasiona la muerte de las células que detectan la luz y que se conoce como "Choroideremia".

La intervención implicó la inserción de un gen en las células oculares que revivió a las células que detectan la luz, una técnica que los médicos creen que podría emplearse para tratar formas comunes de ceguera.

Robert MacLaren, profesor de oftalmología de Oxford y responsable de la investigación, admitió hoy en declaraciones hechas a la cadena británica BBC que se siente "absolutamente entusiasmado" por el resultado de los experimentos.

"Realmente, no podríamos haber pedido un resultado mejor", dijo.

Las pruebas médicas comenzaron hace dos años y el primer paciente fue Jonathan Wyatt, que entonces tenía 63 años y sufre la citada condición genética que deriva en la pérdida progresiva de la visión.

Tras someterse a la operación, su visión "mejoró", al tiempo que otro de los pacientes, Wayne Thompson, declaró a la cadena de televisión que experimentó un "efecto inmediato".

Thompson señaló que su "visión del color mejoró" tras someterse a ese procedimiento y que por primera vez desde que tenía 17 años -cuando su visión comenzó a deteriorarse- pudo ver las estrellas.

Si los pacientes continúan mejorando, los expertos pretenden ofrecer ese tratamiento a personas más jóvenes afectadas con Choroideremia para evitar que pierdan la vista.

Esa condición es relativamente rara y en el Reino Unido afecta aproximadamente a un millar de personas.

No obstante, MacLaren considera que esta terapia genética podría emplearse para curar otras formas genéticas de ceguera, como la degeneración macular relacionada con la edad, que genera un deterioro en la visión en una de cada de cuatro personas mayores de 75 años.